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La reactivación del proceso productivo en el sector automotriz

Las cadenas de suministro de gran parte de las empresas manufactureras de nuestro país, incluido el sector automotriz, han sido afectadas por la contingencia sanitaria del COVID-19.

A casi dos meses después de algunos cierres inéditos de fábricas, se ha planteado, y ha comenzado, en algunos casos, la reactivación de diversas operaciones productivas, incluida la manufactura. Pero, ¿están listas las empresas para reestablecer sus actividades? ¿Qué necesitan para volver a echar a andar sus cadenas de suministro?

Tomando en cuenta las experiencias de otros países que ya han superado la primera etapa de contagios del coronavirus y comienzan a retomar sus procesos productivos, se tienen identificadas cuatro prioridades para una adecuada reactivación de operaciones:

1) Fortalecer la cadena de suministro. Cuando una serie de organizaciones interactúa entre sí con la finalidad de llevar productos (bienes o servicios) hasta el consumidor final, conforman lo que llamamos una cadena de suministro. En ese sentido, dentro de ellas encontramos diferentes niveles de proveedores, que se clasifican según la distancia que tienen con el Original Equipment Manufacturer (OEM), es decir, el eslabón de la cadena que se encarga de colocar el producto final en el mercado. Como consecuencia del paro de operaciones, existe el riesgo de que algunos proveedores, sobre todo pequeños y medianos, tengan problemas para poner su negocio en marcha, así como de liquidez, lo que podría imposibilitarlos a reiniciar actividades. Por ello, es aconsejable que, tanto las OEM como sus aliados más importantes en la cadena de suministro, los apoyen activamente hasta la reapertura, con cambios en los procesos y términos de pago, a fin de procurar el flujo de efectivo que necesitan.

2) Sensibilidad a la demanda del cliente. Las condiciones económicas adversas que ha provocado la pandemia han impactado las ventas de la industria: en el caso del sector automotriz, por ejemplo, la caída llegó a ser de 65% en abril, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).En consecuencia, es probable que la demanda no se reestablezca inmediatamente a los niveles previos al COVID-19 y que las organizaciones deban entender de una manera eficiente y conveniente las necesidades de los clientes, así como adecuar su producción, según las circunstancias.

3) Producción inteligente. En medio de un contexto epidemiológico adverso, será difícil que las compañías reanuden al 100% sus operaciones. Lo más probable es que tengan que reiniciar con niveles de producción mucho menores a los que estaban acostumbrados, por lo que, sus esfuerzos productivos deberán ajustarse a dos puntos clave:

  • Que el nivel operativo de la cadena de suministro sea suficiente para satisfacer la demanda de los próximos meses.
  • Que los componentes y los productos en existencia tengan pronta salida al mercado.

4) Salvaguardar la fuerza laboral. Uno de los puntos más importantes para garantizar la reanudación de operaciones de la industria manufacturera será demostrar que está comprometida a cumplir las medidas de salubridad establecidas por las autoridades para el proceso de reapertura. En términos generales, se deberá procurar la sana distancia entre los trabajadores, mediante protocolos de interacción, en cada etapa de su jornada laboral (asientos separados o con barreras físicas interpuestas), así como realizar monitoreos diarios de su salud (por ejemplo, tomar la temperatura), con el objetivo de detectar síntomas o evidencias de posible contagio de COVID-19 al interior de sus instalaciones.

La pronta reactivación de algunas plantas, sin poner en riesgo la salud del personal, es una buena noticia no solo para el sector automotriz, sino para toda la actividad productiva del país, ya que, por su tamaño e importancia, la industria automotriz es capaz de impulsar de manera inercial a otros sectores de la manufactura mexicana.

Sin embargo, debido a la naturaleza multirregional de las cadenas de suministro del sector automotriz, se requiere que cada eslabón que las constituye reinicie de manera coordinada.

De forma adicional, las autopartes mexicanas enfrentan otro desafío: las plantas ensambladoras de los Estados Unidos han reiniciado operaciones antes, el 18 de mayo, y podrían presentar problemas de desabasto de piezas, así como paros en sus líneas de producción, teniendo que buscar proveedores de autopartes en otros países.

De acuerdo con cifras de la Industria Nacional de Autopartes (INA), México es el quinto mayor productor de autopartes del mundo y, según la AMIA, generó en el último año 8 mil 399 millones de dólares, de los cuales 5 mil 684 correspondieron a exportaciones dirigidas a los Estados Unidos.

En consecuencia, serán prioridades del sector automotriz reestablecer con éxito sus procesos productivos, responder con rapidez a la demanda de la industria estadounidense y analizar con las autoridades diferentes estrategias de reactivación del mercado interno, a fin de garantizar su pronta recuperación y, con ella, una paulatina pero firme reactivación manufacturera del país.

Manuel Nieblas es Socio Líder de la Industria de Manufactura en Deloitte Spanish Latin America.

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