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Petroleras de EU afrontan planes de Trump sobre reforma tributaria
Las grandes petroleras estadounidenses podrían estar en una única posición para proteger sus intereses ante una propuesta republicana de gravar las importaciones.
Las grandes petroleras estadounidenses podrían estar en una única posición para proteger sus intereses ante una propuesta republicana de gravar las importaciones, dado que en el gabinete del presidente electo Donald Trump abundan defensores de la industria sensibles a eventuales mayores precios de la gasolina.
Entre los nombramientos destacan el presidente ejecutivo de Exxon Mobil Corp, Rex Tillerson, como secretario de Estado; el ex gobernador de Texas Rick Perry como secretario de Energía; y el fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt, como administrador de la Agencia de Protección Ambiental.
El mismo Trump no ha ocultado su respaldo al sector energético.
Los republicanos en la Cámara de Representantes quieren aprobar una amplia reforma fiscal que reduciría drásticamente las tasas impositivas para las corporaciones y pondría fin al gravamen sobre las ganancias en el exterior de las firmas estadounidenses.
Sin embargo, una provisión conocida como ajustabilidad fronteriza está alimentando la controversia. Aunque su intención es impulsar las manufacturas estadounidenses eximiendo de impuestos a los ingresos por las exportaciones, preocupa a algunas industrias porque también gravaría las importaciones.
Como las refinerías estadounidenses importan cerca de la mitad del crudo que usan para elaborar gasolina, diésel y otros productos, los analistas creen que el cambio podría elevar los precios en los surtidores y afectar potencialmente al crecimiento económico.
Compañías petroleras integradas como Exxon, Chevron Corp , BP Plc, Royal Dutch Shell Plc y ConocoPhillips podrían sentir el impacto también, dependiendo de si son importadores netos.
Pero es probable que los aliados de la industria se muevan para suavizar los términos, indicaron analistas.
"No creo que esta mezcla de liderazgos en la Cámara, el Senado y la Casa Blanca haga algo que tenga el efecto de subir los precios de la gasolina", afirmó Peter Cohn, analista de energía en Height Securities, una firma de inversión con sede en Washington.
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El peligro es que una iniciativa para proteger a las refinerías pueda abrir la puerta a la asistencia a otras industrias, incluidos minoristas y automotrices, que también se enfrentarían a costos más altos si no son capaces de deducir más el costo de las importaciones de sus ganancias tributables.
Este efecto colateral podría impedir que la ajustabilidad fronteriza recaude el billón de dólares en ingresos esperado para compensar el pago de tasas tributarias más bajas durante la próxima década.
No obstante, algunos economistas rechazan las preocupaciones de la industria, indicando que el valor del dólar subiría en respuesta a estos cambios y acabaría reduciendo el costo de las importaciones. Los mercados cambiarios se ajustarían a la subida de los precios bajando el valor dólar del barril, predijeron.
"Este argumento de la industria petrolera es erróneo", dijo Douglas Holtz-Eakin, ex director de la Oficina Presupuestaria del Congreso y presidente del centro de estudios American Action Forum. "Los refinadores no van a sufrir ningún impacto. Habrá un precio menor del crudo en dólares. El costo neto es el mismo. Y seguirán con sus negocios. No estoy de acuerdo", agregó.
El petróleo ya se beneficia de varias disposiciones del código tributario que han estado vigentes durante décadas y que podrían ser eliminadas bajo el plan de la Cámara republicana. Pero aún pueden sacar más ganancias que pérdidas.
Por ejemplo, una deducción fiscal existente para la producción nacional permite a los productores de petróleo reducir su tasa impositiva corporativa al 32% desde la máxima del 35 por ciento. Según el plan en el Congreso, disminuiría al 20 por ciento. Bajo el plan de Trump, al 15 por ciento.
Por otra parte, respecto al crédito fiscal del que gozan las empresas petroleras por el pago de impuestos en el extranjero, el plan de los republicanos en el Congreso eliminaría por completo los impuestos en el exterior, mientras que el de Trump los mantendría a una tasa sustancialmente menor.
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