Sedena hizo obras por 15,915 millones de pesos con Peña Nieto

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) realizó durante el sexenio pasado 426 obras de construcción, remodelación y mantenimientos en diversas unidades, dependencias e instalaciones del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana que sumaron 15,915 millones de pesos. Hoteles, unidades habitacionales, hospitales, obeliscos, hangares y mantenimiento de pistas en bases aéreas son algunos de los trabajos que dan muestra de su experiencia. También suman estudios de mecánica de suelos que hacen los expertos de la dependencia.

La Dirección General de Ingenieros de la Sedena es la encargada de coordinar las tareas a ejecutar con recursos presupuestales de la Secretaría de Hacienda y asigna los apoyos de mano de obra y maquinaria militar requerida. En algunos casos, se subcontratan a empresas la elaboración de tareas, como ocurre con cualquier otra constructora. En materia aeroportuaria, en la Base Aérea de Santa Lucía, donde se planea construir el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía (AISL), en los últimos cuatro años la secretaría realizó obras que suman 437.7 millones de pesos.

Incluso, entre agosto y noviembre pasado (un mes después del proceso electoral) se hicieron trabajos adicionales para la modernización de las instalaciones de la Base Aérea Militar 1 (Santa Lucía) en dos frentes que requirieron de 141.6 millones de pesos.

Como parte del mecanismo de supervisión de las tareas, la Sedena elabora cada semana un documento electrónico con los reportes que entregan los residentes de obra en todo el país, con la finalidad de detectar posibles fallas y atenderlas de inmediato. Además, en el registro histórico de las obras, se afirma que hay una revisión “puntual” para verificar los avances físicos, programados, financieros y del adecuado ejercicio de los recursos, de conformidad con los proyectos ejecutivos autorizados previamente.

Santa Lucía no requerirá de licitaciones

Los 15,000 millones de pesos que plantea el proyecto de presupuesto del 2019 para la Sedena representan el punto de arranque de los trabajos de construcción del AISL y, a diferencia del Nuevo Aeropuerto Internacional de México donde se hicieron decenas de estudios previos, al ser una instalación militar las condiciones son otras, de entrada, no habrá licitaciones.

El artículo 42 de la Ley de Obras y Servicio Relacionados con las Mismas señala que las dependencia y entidades, bajo su responsabilidad, podrán contratar obras públicas o servicios, sin sujetarse al procedimiento de licitación pública, a través de los procedimientos de invitación a cuando menos tres personas o de adjudicación directa en algunos casos.

De manera particular, en su punto cuarto precisa que cuando “se realicen con fines exclusivamente militares o para la armada o su contratación mediante licitación pública ponga en riesgo la seguridad nacional o la seguridad pública”.

Así, en tanto no se concesione el AISL al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), la Sedena liderará los trabajos que les asignen para el desarrollo de la nueva infraestructura. Entre las obras de mayor relevancia que han realizado los militares en el país están la ampliación de la capacidad de entrenamiento de vuelo de la Base Aérea Militar de Zapopan, Jalisco, que requirió de 699.9 millones de pesos, y la construcción de las direcciones de las Armas y Servicios en Tecamachalco, Estado de México, que tuvo un costo de 455.8 millones de pesos.

Escuela y construcciones propias

Hospitales, viviendas, estacionamientos, pistas, entre otras, son algunas de las obras que ejecutó la Secretaría de la Defensa el sexenio pasado. A través de la Escuela Militar de Ingenieros, la Sedena forma a especialistas (hombre y mujeres) para satisfacer las necesidades del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos, y ofrece seis carreras:

• Ingeniero constructor.
• Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica.
• Ingeniero en Computación e Informática.
• Ingeniero químico industrial.
• Ingeniero mecánico industrial.
• Ingeniero electricista industrial.

alejandro.delarosa@eleconomista.mx