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Aprende a identificar el ictus y actúa a tiempo

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La Enfermedad Vascular Cerebral o ictus es un trastorno súbito en el cual se ve interrumpido el suministro de sangre al cerebro y esto resulta en la muerte de células cerebrales por la falta tanto de oxígeno como de nutrientes, señala el Dr. Juan Manuel Calleja Castillo, neurólogo y especialista en enfermedad vascular cerebral del Centro Médico ABC.

La Secretaría de Salud señala que el ictus o enfermedad vascular cerebral (EVC) se encuentra entre las 10 principales causas de muerte y es la segunda causa de discapacidad a nivel mundial, siendo además la primera causa de discapacidad en los adultos.

¿Cómo sucede un ictus?

Para entender la manera en que un ictus afecta a una persona, hay que identificar sus causas. El ictus es un trastorno de gravedad que ocurre porque el flujo sanguíneo que va al cerebro se ve comprometido y esto puede presentarse por dos motivos.

Ictus isquémico

Es el tipo de ictus más frecuente y sucede cuando una arteria, encargada del suministro de sangre al cerebro se bloquea. Este tipo de eventos suele conocerse también como un infarto cerebral o una embolia.

Este bloqueo del flujo sanguíneo se produce por la formación de coágulos sanguíneos que impiden la circulación.

Hay diferentes causas que pueden provocar el desarrollo de un ictus isquémico. Por ejemplo, la trombosis cerebral que es cuando se forma un coágulo en la arteria y puede ser a causa de situaciones como la aterosclerosis que provoca el endurecimiento y estrechamiento de las arterias por la acumulación de placa, compuesta por grasa (colesterol).

Por su parte, el embolismo cerebral, es cuando un coágulo o una partícula viaja de otra parte del cuerpo, como el corazón o las grandes arterias y se aloja en una arteria cerebral.

Ictus hemorrágico

También conocido como hemorragia o derrame cerebral, es un evento que se presenta cuando una arteria se rompe dentro del cerebro, lo que trae consigo la formación de un coágulo que causa daño a su alrededor.

Dentro de las causas más comunes para que suceda el ictus hemorrágico está la hipertensión arterial o presión alta, que debilita las paredes de los vasos sanguíneos, volviéndolas más propensas a romperse.

Un aneurisma cerebral, que es la dilatación o abombamiento anormal de un vaso sanguíneo, es también una causa frecuente.

Para el ictus hemorrágico existen otras causas como malformaciones arteriovenosas, traumatismos craneales, trastornos de la coagulación o hasta tumores cerebrales y el uso de cocaína, por citar algunos ejemplos.

La atención temprana hace la diferencia

Lamentablemente, en la actualidad no existe una manera de diagnosticar con anticipación cuando alguien está por presentar un ictus , por este motivo es crucial conocer tanto los factores de riesgo como los síntomas cuando se está desarrollando, ya que actuar durante las primeras cuatro horas marcará la diferencia no solamente en el tipo de atención que requiere el paciente, sino también en las secuelas que puede desarrollar, incluyendo la muerte, comenta el Dr. Calleja.

Actuar con rapidez ante el desarrollo de un ictus puede marcar la diferencia entre la recuperación, la discapacidad severa o, incluso, la muerte.

El Dr. Calleja comenta que una herramienta clave para poder identificar un ictus es apoyarse de la mnemotécnica CAMALEON.

CA-MA-LE-ON

CAra colgada.

MAno pesada.

LEngua trabada.

• Ponerse en acciÓN.

Estos síntomas aparecen de manera repentina y suelen ser fácilmente reconocibles tanto por el paciente como por las personas que están a su alrededor.

Actuar rápido es esencial ya que el tratamiento para cualquier tipo de ictus es más efectivo si se administra dentro de las primeras cuatro horas y media desde que aparecen los síntomas. Y, aun así, existe la hora dorada, aunque generalmente se emplea en situaciones de trauma o accidentes, al abordar el ictus, también es una gran ventana de acción. Los pacientes que son tratados durante la primera hora, desde la aparición de los síntomas, les irá mucho mejor.

Una vez que se ha detectado que alguien puede estar desarrollando un ictus, el primer paso es no dudar, llamar a una ambulancia o acudir a un hospital que cuente con la capacidad de atender estos casos de manera inmediata, dejando pasar el menor tiempo posible y evitando ir a consultorios o clínicas antes, recuerda que cada segundo cuenta.

Para atender estas situaciones existen protocolos a seguir. En el Centro Médico ABC se cuenta con el “Código ictus”, proceso en el cual de manera inmediata se realizan tres valoraciones clave:

• Evaluación clínica.

• Estudios de laboratorio.

• Tomografía simple de cráneo.

Estos datos en conjunto permiten diagnosticar la presencia de un ictus y su tipo, lo que se realiza en menos de 45 minutos. Todo esto certificado por la Joint Commission International (JCI) que establece a la institución como un “Centro Primario de atención ictus” y la única en México con esta certificación.

Una vez diagnosticado el ictus, se procederá a realizar el tratamiento en función a su tipo.

Para el ictus isquémico se busca destapar la arteria bloqueada, para lo cual se emplea un trombolítico, que es un medicamento diseñado para disolver los coágulos. También se puede realizar un cateterismo, similar al del corazón, donde el catéter captura el coágulo que está tapando la arteria y se extrae del cuerpo para restablecer la circulación.

Mientras que para el ictus hemorrágico, el tratamiento busca detener el sangrado y reducir la presión arterial e intracraneal, esto suele realizarse mediante cirugía y el uso de medicamentos para controlar la presión arterial o manejar los trastornos de coagulación.

Identifica si corres el riesgo de un ictus

Aunque no hay forma de diagnosticar un ictus antes de que suceda, sí es posible conocer los factores de riesgo para que esto no se presente.

El ictus es una condición que afecta principalmente a personas mayores de 65 años, aunque es posible que ocurra a cualquier edad y, aunque hay factores de riesgo que no son modificables, hay otros que sí lo son:

Hipertensión arterial: es el principal factor de riesgo para los dos tipos de ictus, es importante tener un adecuado control de la presión.

Tabaquismo: fumar daña los vasos sanguíneos y favorece el desarrollo de aterosclerosis.

Colesterol elevado: niveles altos de colesterol LDL, el que se considera malo, contribuye a la formación de placas en las arterias.

Obesidad y sedentarismo: tanto el sobrepeso como la inactividad física, favorecen el desarrollo de diversas enfermedades.

Diabetes: aumenta el riesgo al causar daño a los vasos sanguíneos, y debido a que se relaciona con la hipertensión y la obesidad.

Consumo de alcohol: el consumo excesivo de esta bebida puede aumentar la presión arterial.

Enfermedad cardíaca: trastornos como la fibrilación auricular, un infarto previo o la insuficiencia cardíaca aumentan el riesgo para la formación de coágulos.

Sustancias ilegales: el consumo de algunas drogas puede aumentar la presión arterial de forma abrupta.

Algo importante a considerar es que, aunque el ictus directamente no es hereditario, varios de los factores de riesgo importantes sí cuentan con un factor hereditario.

La American Heart Association promueve ocho acciones esenciales para mantener un cerebro y corazón saludables, lo que ayuda a combatir los factores de riesgo modificables y disminuir los no modificables.

1. Dieta saludable.

2. Actividad física regular.

3. Controlar los niveles de azúcar en la sangre, sobre todo si se vive con diabetes.

4. Mantener un peso saludable.

5. Controlar los niveles de colesterol.

6. Mantener una presión arterial adecuada.

7. Dejar de fumar.

8. Dormir bien.

Rehabilitación tras un ictus

Es posible, especialmente en aquellos pacientes que hayan sido atendidos de manera casi inmediata, que queden sin secuelas tras este evento, indica el Dr. Calleja. Pero en muchos casos, en especial cuando la atención tardó en llegar, se generan secuelas.

La intensidad y tipo de secuelas variará en función a la parte del cerebro que se haya visto afectada, pero en la mayoría de los casos se relacionan con parálisis, afectando una zona del cuerpo o también puede haber problemas en el lenguaje, ya sea al comunicarse o entender lo que otros dicen.

En este sentido, es importante comenzar con un programa de rehabilitación específico para cada caso, que puede incluir realizar ejercicios de gimnasio, terapia física o terapia del lenguaje, por ejemplo.

Con una buena rehabilitación muchos pacientes pueden recuperarse por completo y, aunque otros no lo harán al cien por ciento, verán una gran mejoría en sus movimientos, por este motivo siempre es importante buscar la rehabilitación.

En conclusión, el ictus es una enfermedad grave que requiere atención rápida y efectiva, para minimizar las secuelas que pudiera ocasionar, explica el Dr. Calleja.

En el área de Urgencias del Centro Médico ABC, se brindará atención rápida en caso de que alguien esté presentando un ictus, mientras que en el área de Medicina Física y Rehabilitación se brindará el apoyo necesario en función a cada tipo de secuela que esta condición haya provocado.

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