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Piden invertir en almacenamiento de gas natural
Ante en el nuevo esquema legal en energía, analistas consideran que el gobierno y la IP deben apostar a reducir la dependencia hacia el gas natural estadounidense.
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México tiene un almacenamiento máximo de dos días en gas natural; en contraste, países como Japón o Estados Unidos cuentan con más de 60 días. Foto: Reuters
En el contexto de un segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos y un nuevo andamiaje legal para el sector energético mexicano, la discusión sobre la dependencia que el país ha desarrollado hacia el gas natural estadounidense debe retomarse con los análisis necesarios sobre el incremento en la extracción de gas nacional, incluso mediante fracking, la reducción del venteo en los yacimientos y una política de almacenamiento nacional que incremente la seguridad y soberanía rumbo a la transición energética a fuentes de generación eléctrica renovables, consideraron expertos en el tema dentro de la presentación de la Expo Oil and Gas 2025 que se llevará a cabo en agosto en la Ciudad de México.
Susana Cazorla, quien fue funcionaria de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y de la Secretaría de Energía y ahora dirige la consultoría SIC Energy, explicó que México tiene un almacenamiento máximo de dos días en gas natural, cuando en contraste, países como Japón o Estados Unidos cuentan con más de 60 días y la Unión Europea, luego de la falta de suministro de Rusia, logró ya 80 días de respaldo. A la vez, la industria para sus usos manufactureros y necesidades energéticas, junto con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) consumen más de 60% del gas de importación de Texas, principalmente y la tendencia es que aumenten las importaciones, puesto que se construye y habilita infraestructura de transporte y transformación en el país.
En tanto, el presidente Trump del país vecino dejó claro en su discurso de toma de protesta que buscará que se combata la que concibe como “crisis energética” en su país, con un aumento de la producción y exportaciones de hidrocarburos, que pretende vender a todo el mundo. Existe entonces el riesgo de que se incrementen de manera significativa los envíos de gas natural licuado (GNL) por barco a Asia y Europa, lo que incrementará el precio del gas, incluso si se transporta mediante ductos, lo que presionaría las finanzas nacionales, a menos que se tome una ruta clara de acciones individuales que México todavía puede trazar.
“Más que pensar en si estaremos en aprietos, si reactivamos el fracking, necesitamos claridad sobre una cosa: México puede definirse a sí mismo, las decisiones de aumentar el almacenamiento deben tomarse, tenemos las cavernas, los pozos, hace falta tomar esa dirección y auto definirnos”, dijo la especialista.
A su vez, Cristel Rodríguez, representante en México de la sociedad internacional Women's Energy Network, aseguró que ya con definiciones más claras respecto al camino que seguirá el país en la legislación secundaria energética, enunciada este miércoles en Palacio Nacional, queda claro que ya no se puede hablar de polarización o energías buenas y malas, sino de la forma de obtener los aprendizajes del sector de hidrocarburos para un tránsito hacia la generación renovable, que incluso las mismas empresas petroleras deben llevar a cabo en el país, como hacen en el resto del mundo.