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Finanzas Personales

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Por qué asumimos riesgos innecesarios en nuestras decisiones financieras

Obtener ganancias fácilmente o enfrentarse ante una pérdida de patrimonio pueden condicionar un incremento en el riesgo de sus inversiones.

La duda se incrementa en relación con el riesgo, en igual proporción que nuestra edad.

Ernest Hemingway, escritor estadounidense

Con frecuencia, familias y personas se encuentran en condiciones de pérdida de patrimonio y de inestabilidad financiera, como resultado de decisiones en las que no fue medido adecuadamente el riesgo asociado con las mismas.

Ya sea tratándose de inversiones especulativas en la Bolsa de valores, o de tener ganancias elevadas en mecanismos de inversión poco confiables, o incluso pretendiendo invertir el dinero en negocios que prometen ganancias extraordinarias, frecuentemente las personas hacen un cálculo erróneo porque incrementan su proclividad al riesgo sin un buen análisis y ello los conduce a pérdidas financieras relevantes.

Pero, ¿cuáles son los motores de esta conducta y cuáles son sus orígenes en el funcionamiento de nuestro cerebro, que nos llevan a asumir estas decisiones de riesgo excesivo con implicaciones negativas? De acuerdo con un estudio descrito en el artículo Path dependence in risky choice: Affective and deliberative processes in brain and behavior ; un grupo de investigadores concluyó que frecuentemente las personas que toman decisiones financieras asumen condiciones de riesgo innecesario a partir de dos efectos específicos.

Por un lado, está el llamado Efecto Dinero de la Casa (house money effect), que se refiere a los casos en que las personas que previamente han ganado dinero a partir de una inversión especulativa ganadora (como puede ser una apuesta), incrementan su proclividad al riesgo porque existe una percepción de que el dinero obtenido no implicó un esfuerzo específico similar al que habitualmente se requiere. Esta situación disminuye el proceso de análisis que se realiza en la inversión posterior del dinero que fue ganado con facilidad, lo que implica generalmente aumentar la exposición al riesgo y consecuentemente la probabilidad de pérdida.

Lo anterior implica que los inversionistas que obtienen dinero en condiciones aparentemente fáciles a partir de una inversión especulativa tendrán mayores probabilidades de perder esas ganancias en el futuro a partir de una conducta más riesgosa.

Por otro lado, está el efecto conocido como Punto de Equilibrio (break even effect), que se refiere a los casos en que una persona que ha experimentado una pérdida a partir de una inversión (o apuesta) incrementa sensiblemente su exposición al riesgo en inversiones y decisiones posteriores, tratando de compensar la pérdida previa y alcanzar un equilibrio financiero.

Los inversionistas víctimas de este efecto, que hayan presentado pérdidas significativas, tenderán a asumir riesgos mayores para compensar su pérdida previa, lo que probabilísticamente los llevará a ahondar su perdida e incrementar el deterioro patrimonial.

En ambos casos, las personas incrementan su nivel de riesgo y disminuyen su análisis racional de las inversiones, lo que conduce frecuentemente a pérdidas.

El estudio señalado, enmarcado en la corriente científica de neuroeconomía, partió en este sentido de analizar el funcionamiento del cerebro cuando se presentan decisiones asociadas a ambos efectos descritos.

La investigación, realizada a partir de tomografías funcionales del cerebro en personas sujetas a simulaciones de estos efectos, arrojó que en ambos casos las zonas del cerebro relacionadas con la actividad afectiva incrementan su actividad, reduciéndose en aquéllas relacionadas con la actividad deliberativa.

Lo anterior permite concluir que, tratándose de inversiones, las personas deben procurar evitar que a partir de la experiencia previa o del origen de los recursos que disponen para invertir, se condicione un incremento del riesgo de sus inversiones futuras. Es indispensable que, en cada caso, cada inversión se analice por sus propios méritos, buscando disminuir la afectación de la condición emocional previa de ganancia desmedida o pérdida.

Ello puede llevarnos a tomar mejores decisiones y tener un menor impacto en el deterioro futuro de nuestro patrimonio.

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.

Síguelo en Twitter @martinezsolares

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