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Geopolítica

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Acuerdo nuclear en Irán necesita resolverse, pese a avances

Estados Unidos e Irán advirtieron que aun quedan muchos escollos para llegar a un acuerdo nuclear en Ginebra, aunque se han registrado avances en las negociaciones.

Estados Unidos e Irán anunciaron este lunes que se han registrado avances en las negociaciones sobre el tema nuclear iraní en Ginebra pero advirtieron que quedan muchos escollos para llegar a un acuerdo para finales de marzo.

La presión crece sobre Irán y las grandes potencias del grupo 5+1 (Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania) para alcanzar un acuerdo antes del 31 de marzo.

Los responsables políticos de estos gobiernos volverán a reunirse en Suiza la semana próxima, probablemente en presencia del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y de su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif.

Las últimas reuniones del domingo y el lunes en Ginebra entre Kerry y Zarif y entre los otros países implicados, bajo la égida de la Unión Europea, "han sido productivas (pero) queda trabajo" por hacer, resumió en Washington la portavoz del departamento de Estado Jennifer Psaki.

Un diplomático estadounidense dijo en Ginebra que "todavía quedan puntos muy difíciles" que resolver.

En esta misma linea, el jefe de la diplomacia iraní adelantó que queda "todavía un largo camino" para un acuerdo final.

"Se lograron avances en algunos temas, pero hay ahora un largo camino para llegar a un acuerdo final", declaró Zarif. Han sido, dijo, negociaciones "serias, útiles y constructivas con los países del 5+1, en particular con la parte estadounidense".

El acuerdo que se negocia pretende autorizar a Irán a realizar algunas actividades nucleares civiles, pero le impediría dotarse con la bomba atómica.

A cambio, las sanciones internacionales que pesan sobre la economía iraní se levantarían de manera progresiva, aunque Teherán reclama que sea de una sola vez y se niega a una solución "en dos etapas".

Las grandes potencias e Irán llevan discutiendo desde 2003 una solución a lo que se ha convertido en un dolor de cabeza para la comunidad internacional.

La fase más delicada de las negociaciones se reanudó en el otoño (boreal) del 2013 a raíz de una conversación telefónica histórica entre los presidentes estadounidense, Barack Obama, e iraní, Hassan Rohani.

La administración estadounidense ha convertido el deshielo con Teherán en una de las prioridades de su política exterior.

Después de negociar secretamente en 2011-2012, los dos enemigos sin relaciones diplomáticas desde hace 35 años, oficializaron sus discusiones bilaterales sobre el tema nuclear. En noviembre del 2013, el grupo 5+1 firmó un acuerdo provisional que se ha prolongado en dos ocasiones y que vence el 31 de marzo próximo.

'Presión pero no precipitación'

En Washington, la Casa Blanca reiteró su estimación de que en el "mejor de los casos, hay un 50%" de probabilidades de llegar a un acuerdo.

"Todos sentimos la presión, de ello no hay ninguna duda", reconoció el diplomático estadounidense en Ginebra. "Pero ello no significa que vayamos a precipitarnos para lograr un acuerdo que no responde a los objetivos", aseguró.

Uno de los negociadores iraníes, el viceministro de Relaciones Exteriores Abbas Araghchi dijo, según la televisión iraní, que "sigue existiendo un abismo" en las posiciones y "nosotros no tenemos todavía soluciones completas para las cuestiones clave".

Zarif viajó en la noche del lunes a Bagdad, mientras que Araghchi tenía previsto desplazarse a Viena para reunirse el martes con el jefe del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), Yukya Amano. La agencia de la ONU investiga desde hace años la "posible dimensión militar" del programa nuclear iraní.

Uno de los puntos clave del acuerdo será la cantidad de uranio que Irán podrá enriquecer y el número y el tipo de centrifugadoras de las que podrá disponer.

Según el acuerdo provisional del 2013, Irán ha diluido la mitad de sus reservas de uranio enriquecido al 20% en uranio enriquecido al 5 por ciento. El modo de enriquecer uranio al 20% está cerca del que permite enriquecerlo al nivel necesario para fabricar la bomba atómica (90 por ciento).

Teherán siempre ha negado que quiera desarrollar armas atómicas y asegura que su programa nuclear simplemente pretende generar electricidad y servir en la investigación médica y científica.

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