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Geopolítica

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Bolivia vota por nueva Constitución; Morales confía en el triunfo

El Mandatario boliviano sufragó en una pequeña escuela de Villa 14 de septiembre a donde llegó conduciendo su camioneta 4x4 blindada.

Bolivia.- Sin su habitual escolta y conduciendo su 4x4 blindada, el presidente boliviano Evo Morales acudió este domingo a un recinto electoral de esta población cocalera del Chapare -cuna de su trayectoria sindical y política- para sufragar en el marco del referendo sobre una nueva Constitución.

Como en todos sus actos trascendentales, Morales se cobija en esta región y sufraga en una pequeña escuelita rodeado de sus adherentes, muchos de los cuales son amigos de infancia y de su época de cultivador de la hoja de coca.

Morales prefiere votar en Villa 14 de Septiembre porque dice que se siente seguro y porque siempre recibe "el cariño, admiración y respeto" de sus "compañeros" que lo respaldan incondicionalmente como el primer presidente indígena de Bolivia, en los 183 años de historia republicana.

"En La Paz -sede del Ejecutivo- me dicen excelencia, en el Chapare hermano o compañero", suele decir.

Afable y confiado, lejos del infranqueable cuerpo de seguridad que casi siempre lo rodea, saluda personalmente a los vecinos e intercambia afectuosos abrazos que dan la sensación de ser un bálsamo tras los tormentosos días previos al plebiscito.

Antes de llegar a Villa Tunari, que es el centro de operaciones de su estadía en el Chapare, hace un alto para comer un apetitoso plato de trucha en un restaurante pintoresco y enclavado entre la sierra donde prácticamente el comensal escoge el pez que va a comer de un criadero contiguo al comedor.

"Lo conozco hace 20 años, desde que abrimos el restaurante", refiere doña Nelly dueña del establecimiento que lo trata con cariño y hasta con apodos, como el 'bloqueadorcito' o el 'cocalerito', recordando su pasado sindical y los bloqueos de rutas.

Morales viaja al Chapare por tierra y parte del recorrido, unos 160 kilómetros desde Cochabamba, conduce la camioneta blindada en la que se transporta habitualmente y lo hace raudamente seguido con dificultad por sus escoltas que prácticamente, con el corazón en la mano, observan como su "jefe" conduce por la sinuosa y peligrosa carretera.

Quienes lo conocen personalmente dicen que uno de sus deseos de joven era convertirse en piloto de autos de carrera, además de futbolista, su otra pasión. Un deporte que también se da el gusto de jugar en esta tierra, como lo hizo el sábado al inaugurar un coliseo deportivo.

En el Chapare, Morales camina sin sobresaltos al lado de sus dos pequeños hijos, Eva Liz, de 13 años, y Alvaro, de 11, en una faceta familiar que muy pocos comparten y conocen del presidente boliviano.

Lejos de la comodidad de un hotel de cinco estrellas, Morales se hospeda en un pequeño hotel de uno de sus amigos, el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, y departe amigablemente y sin ningún reparo con quienes están también hospedados en este establecimiento el "Habana las cocas".

  • Reelección en puerta

El presidente de Bolivia, Evo Morales, espera un histórico triunfo del Sí en el referendo sobre una nueva Constitución, con la que espera cumplir su promesa de refundar el país.

Morales, un indígena aymara que nació hace 49 años sin asistencia médica en una recóndita comarca de los Andes bolivianos sin agua potable ni electricidad, cree firmemente que "la democracia se va a imponer en este día histórico".

La validación por el pueblo de la nueva Constitución -de corte estatista e indigenista- le daría además la posibilidad de postular a la reelección en los comicios generales del 6 de diciembre de este año e intentar mantenerse en el poder más allá de 2011.

De fuerte personalidad -Morales no conoce términos medios y muchos lo consideran un maniqueísta- despierta por igual amores y odios por lo que su proyecto de Constitución ha polarizado virtualmente a los bolivianos.

Tras una infancia de extrema pobreza, que llevó a cuatro de sus seis hermanos a la muerte antes de cumplir dos años, Morales emigró, como lo hacen siete de cada 10 campesinos bolivianos, debido a una feroz sequía a principios de los 80 que asoló el altiplano boliviano.

Así el joven Morales se vio obligado a desempeñar los más diversos oficios para sobrevivir, entre ellos el de músico, panadero, albañil y futbolista.

Fue así como recaló como secretario de deportes de una agremiación de productores de coca, desde donde apuntaló una incansable lucha sindical, que lo convertiría más tarde en el líder de 30.000 familias pobres vinculadas a la producción de la estigmatizada hoja de la central región del Chapare, antiguo centro productor de cocaína.

Poco a poco se volvió popular gracias a la capacidad de convocatoria de sus protestas y postuló su candidatura, pero su salto a la fama lo dio en octubre de 2003, cuando a través de protestas y bloqueos de ruta promovió la caída del presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada.

Morales -que logró la mayor votación de 80% para ser elegido diputado en las elecciones de 2002- marcó un hito en 2005 cuando alcanzó la Presidencia de Bolivia, con el 54% de los votos, un dato inédito en los últimos 50 años.

Poco después, en 2006, nacionalizó los hidrocarburos en una medida que abonó su popularidad.

En 2008 Morales puso en juego su cargo en un referendo que le ratificó con 67% de los votos, resultado que mermó además el poder de los prefectos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Chuquisaca, sus mayores opositores. Los de La Paz, Oruro, Potosí, Cochn la oposición, donde se le tilda de autoritario y de querer perpetuarse en el poder.

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