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Geopolítica

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COP26: líderes mundiales intentarán impedir de nuevo el desastre climático

La COP26 es decisiva en primer lugar porque los países deben reforzar sus compromisos de reducción de emisiones, la principal causa del aumento de la temperatura media del planeta.

 Abdulla Shahid, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, habla ante los asistentes de la COP26 Foto: Reuters

Abdulla Shahid, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, habla ante los asistentes de la COP26 Foto: Reuters

La Conferencia del Cambio Climático de la ONU (COP26) se abre esta semana bajo el signo de la urgencia, como una cita que representa la "última oportunidad" para atajar el calentamiento del planeta.

La COP26 es "la última y mejor oportunidad para cumplir el objetivo de +1.5ºC", declaró el presidente del evento, el secretario de Estado británico Alok Sharma, en la ceremonia de apertura.

El objetivo de +1.5ºC como límite del calentamiento del planeta fue establecido por la comunidad internacional hace seis años, en el Acuerdo de París (COP21).

Ese objetivo está siendo incumplido y las proyecciones más recientes estiman que el mundo se dirige casi al doble, +2.7ºC.

La COP, bajo la égida de la ONU, es la cita anual para debatir y fijar los compromisos en la lucha contra el cambio climático. Y el encuentro de Glasgow, que se prolongará hasta el 12 de noviembre, es si cabe más importante porque no se pudo celebrar el año pasado, a causa de la pandemia de Covid-19.

El impacto del cambio climático ya se está sintiendo en forma de "inundaciones, ciclones, fuegos forestales, récords de temperatura", alertó Sharma.

"Sabemos que el planeta que compartimos esta cambiando a peor" explicó el ministro británico.

En coincidencia con el inicio de la COP26, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó un informe que alerta que los años 2015 a 2021 serán probablemente los más cálidos registrados hasta la fecha.

La temperatura media del planeta de los últimos 20 años sobrepasa por primera vez la barrera simbólica de +1°C.

Ausencias destacables

El arranque de la COP26 se produce paralelamente al cierre de la cumbre del G20 en Roma, que ratificó el objetivo común de cumplir con el objetivo de +1.5ºC.

El Reino Unido ha invitado a 130 jefes de Estado y de Gobierno a expresar sus objetivos y exigencias en Glasgow, durante el lunes y martes.

La pandemia de Covid-19 y la gran sacudida económica y social que supuso el confinamiento ha alterado profundamente el tablero diplomático, y algunos actores importantes, como el presidente chino Xi Jinping o el ruso Vladimir Putin, han optado por no acudir a la cita.

La COP26 es decisiva en primer lugar porque los países deben reforzar sus compromisos de reducción de emisiones, la principal causa del aumento de la temperatura media del planeta.

Todos los firmantes del Acuerdo de París deberían en principio acudir a Glasgow con sus denominados compromisos nacionales de reducción de emisiones actualizados.

China, que emite más de una cuarta parte de gases de efecto invernadero, reveló sus nuevos compromisos esta semana. El gobierno de Xi Jinping asegura que quiere alcanzar la neutralidad carbono (igual cantidad de emisiones y retenciones) de aquí a 2060.

Pero oficialmente la comunidad internacional se había fijado esa meta para 2050, para que el planeta no entre en un escenario climático imprevisible.

Comprometerse con fechas comunes, con reglas de control mutuamente obligatorias, ser transparentes en la lucha contra el cambio climático, es otro gran objetivo de Glasgow.

El tercero es el compromiso de los países industrializados a ayudar anualmente con 100,000 millones de dólares a los países pobres para que logren mitigar y adaptarse al nuevo clima.

Esos 100,000 millones ya estaban comprometidos en principio para 2020. Faltan aún 20,000 millones, según cálculos del club de países ricos, la OCDE, pero Canadá y Alemania han anunciado un compromiso para que los países ricos normalicen la situación de aquí a 2023.

Falta también un acuerdo en materia de mercados de carbono, un complejo mecanismo para que los países puedan intercambiar cuotas de emisiones.

"Las negociaciones técnicas han sido raras y difíciles de organizar en línea" durante la pandemia de Covid-19, explica Lola Vallejo, experta del centro de análisis francés Iddri. "Pero el verdadero problema parece ser de orden político. Brasil, el principal país que bloquea la cuestión, necesita garantías de que habrá incitaciones financieras para preservar la selva amazónica", añade.

Finalmente los ministros de Medio Ambiente o expertos de cada país deberán desarrollar las reglas que fueron anunciadas someramente en el Acuerdo de París de 2015.

El campus universitario de Glasgow donde se celebra la COP26 se halla bajo grandes medidas de seguridad. Y la semana que viene promete estar salpicada de manifestaciones y acciones de protesta de los grupos ecologistas, con la asistencia de figuras como la joven sueca Greta Thunberg.

La sombra de la pandemia 

Además del desafiante telón de fondo geopolítico, una crisis energética global ha llevado a China a recurrir al carbón altamente contaminante para evitar la escasez de energía, mientras Europa busca de más gas, otro combustible fósil.

Al final, las negociaciones se reducirán a cuestiones de equidad y confianza entre los países ricos, cuyas emisiones de gases de efecto invernadero causan el cambio climático, y los países pobres, a los que se pedirá que descarbonicen sus economías con un apoyo financiero insuficiente.

La Covid-19 ha exacerbado la división entre ricos y pobres. La falta de vacunas y las restricciones de viaje hacen que algunos representantes de los países más pobres no puedan asistir a la reunión.

Otros obstáculos -por ejemplo, las elevadísimas tarifas hoteleras en Glasgow- han avivado la preocupación de que haya una infrarrepresentación de los grupos de la sociedad civil de las naciones más pobres, que son los que corren un mayor riesgo por el calentamiento global.

La Covid-19 hará que la conferencia climática sea diferente de cualquier otra, mientras 25,000 delegados de gobiernos, empresas, sociedad civil, pueblos indígenas y los medios de comunicación llenarán el cavernoso Scottish Event Campus de Glasgow.

Todos deberán usar mascarillas, distanciarse socialmente y producir una prueba de Covid-19 negativa para ingresar cada día, lo que significa que quedan descartados los grupos de negociadores que cerraron acuerdos a última hora en encuentros climáticos pasados.

Los líderes mundiales realizarán la COP26 con dos días de discursos que podrían incluir algunas nuevas promesas de reducción de emisiones, antes de que los negociadores técnicos se pongan manos a la obra sobre las reglas del Acuerdo de París. Es probable que se llegue a un acuerdo horas o días después de la fecha de finalización del evento el 12 de noviembre.

En el exterior, se espera que decenas de miles de manifestantes salgan a las calles para exigir una acción climática urgente.

Evaluar el progreso será complejo. A diferencia de cumbres climáticas pasadas, el evento no entregará un nuevo tratado o una gran "victoria", sino que buscará asegurar victorias más pequeñas pero vitales en compromisos de reducción de emisiones, financiamiento climático e inversión.

Con información de Reuters y AFP.

kg

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