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Geopolítica

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Conservadores republicanos encaran su derrota

El senador republicano Ted Cruz fue uno de los perdedores de la arriesgada apuesta de su partido por derrumbar Obamacare.

Se acabó. Ellos perdieron.

Ayer, esos dos horrendos hechos comenzaron a hundirse entre los conservadores más tenaces de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Durante casi tres años, habían manejado efectivamente a la Cámara, al obtener su poder de dar la intimidante impresión de que eran capaces de cualquier cosa. A menudo se compararon a sí mismos con William Wallace, el rebelde escocés que (al menos en las películas) tuvo éxito porque se negó a hacer concesiones.

No obstante -al igual que en las películas- Braveheart murió.

Ayer, el ataque frontal de los conservadores en contra de la ley sanitaria del Presidente terminó tras un cierre del gobierno, una importante pérdida de popularidad para el Partido Republicano y un compromiso final que les significó casi nada de lo que hubieran querido.

Lo intentamos, afirmó el representante republicano, Mick Mulvaney, en una reunión de cabizbajos conservadores, ayer por la mañana. Pero perdimos , aseguró.

Después del primer intento de cortar los fondos de la ley de salud, expuso Mulvaney, los conservadores trataron de quitar los subsidios de salud para los miembros del Congreso y su personal. Si Obamacare sobreviviría, al menos la clase política no se beneficiaría de ello, indicó. Pero también perdimos eso , dijo.

Estamos todos muy abatidos , expuso el representante republicano Raúl Labrador, sentado en el mismo estrado. La única esperanza de Labrador era que las encuestas se equivocaran y que el pueblo estadounidense se hubiera impresionado de alguna manera por todo esto. Ahora que saben que estamos dispuestos a luchar , manifestó.

Para los conservadores de la Cámara, ayer fue un día distinto a muchos otros, en el vertiginoso periodo desde que los republicanos tomaron el control de la Cámara en el 2010. Perdieron por completo el control de la disputa después de que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, no pudo encontrar un proyecto de ley que todos los republicanos pudieran apoyar.

Fue así que el Senado -liderado por los demócratas- se suponía que tendría que lograr el acuerdo en su lugar. Y así lo hizo. Se esperaba también que la Cámara lo aprobara, con la mayoría de los demócratas y algunos republicanos votando a favor.

Al final, para los conservadores de la Cámara no había nada más que hacer sino esperar. Y luego perder.

Algunos de ellos ocuparon sus horas desocupadas dando tours por el Capitolio (ya que los guías turísticos regulares habían sido enviados de permiso sin goce de sueldo por el cierre gubernamental).

Dentro de una sala vacía, varios miembros asistieron a un almuerzo denominado Conversaciones con los conservadores. Durante el almuerzo, con comida para llevar de Chick-fil-A, reflexionaron sobre lo que pudo haber salido mal.

La respuesta de varios miembros fue que otras personas los habían dañado. Los principales en esa lista eran los demócratas y Obama. Los conservadores -habiendo tomado la táctica de último recurso de negarse a financiar al gobierno a menos que Obamacare fuera desprovisto de fondos- estaban molestos de que los demócratas respondieran tan duro.

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