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En G-20, China acepta reducir exportación de acero
Mandatarios internacionales reunidos en China se preparaban el lunes para clausurar la cumbre de dos días del Grupo de los 20.
Hangzhou. China aceptó el lunes tomar medidas para reducir sus exportaciones de acero, aunque evitó someterse a un compromiso vinculante, mientras los mandatarios de las principales economías del mundo ponían fin a una cumbre con una agenda apretada en la que se habló de comercio, las dos Coreas y Siria.
En un comunicado conjunto, los mandatarios se comprometieron a impulsar el crecimiento global mediante incentivos a la innovación y fortalecer el sistema financiero global.
Con el fin de estimular el apoyo de la opinión pública al comercio, prometieron un crecimiento incluyente que extienda los beneficios de la integración a millones de personas ahora marginadas por los cambios. La promesa refleja un reconocimiento creciente de que las tensiones económicas repercuten en lo político y provocan reclamos de protección a las industrias locales.
Beijing confía en que su posición de anfitrión aumente su influencia sobre la gestión económica global.
Las autoridades chinas quieren que el G-20, creado para responder a la crisis financiera del 2008, asuma un papel regulatorio más a largo plazo. El comunicado conjunto refleja esa ambición al calificar al G-20 de foro principal para la cooperación económica.
Beijing planteó el comercio como tema central del encuentro en la ciudad de Hangzhou, al suroeste de Shanghai, aunque enfrentó quejas de que sus exportaciones masivas de acero barato han puesto en peligro empleos en Estados Unidos y Europa, lo que a su vez impulsó el surgimiento de movimientos políticos que prometen imponer límites al comercio.
El comunicado conjunto llama a la creación de un foro del acero bajo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos para estudiar la capacidad de producción excedente.
En una concesión a Beijing, la declaración no menciona a China por su nombre y sostiene que la sobreproducción es un asunto global, pero los gobiernos en EU y Europa afirman que la gran industria estatal china, que supone la mitad de la producción mundial, es la raíz del problema. Washington ha elevado en 500% los aranceles al acero chino para compensar lo que considera subsidios indebidos.