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Joe Biden y los contactos físicos no deseados

El exvicepresidente, y presumiblemente el candidato favorito para ganar las primarias demócratas del 2020, tiene una larga historia de colocar sus manos en casi todos los que le rodean. Mujeres, hombres, niños, amigos de larga data y perfectos extraños.

Foto: AP

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El exvicepresidente, y presumiblemente el candidato favorito para ganar las primarias demócratas del 2020, tiene una larga historia de colocar sus manos en casi todos los que le rodean. Mujeres, hombres, niños, amigos de larga data y perfectos extraños.

A ese tipo de costumbres él las llama rasgos de un “político táctil”. Sus asesores de larga data dicen simplemente que “Biden es Biden”, en el sentido de que sus contactos físicos no tienen dobles intenciones. Pero al hacer una rápida búsqueda en Google del “espeluznante tío Joe”, uno encuentra una avalancha de pruebas de video de que sus formas no siempre son bien recibidas. A través de #MeToo todo se ve diferente.

El fin de semana pasado, en un ensayo para la revista The Cut de Nueva York, la legisladora del estado de Nevada, Lucy Flores, afirmó que Biden le puso las manos en los hombros, le olió el pelo y la besó en la nuca durante un mitin del 2014. Ella escribió que el episodio la dejó sorprendida, confundida y humillada.

El alboroto que produjo el texto impactó en la humanidad de Biden, ya que sus rivales políticos que compiten por la candidatura demócrata expresaron su apoyo a Flores y hubo especulaciones de que todo esto podría descarrilarlo de la contienda.

También los republicanos aprovecharon para darle un rozón. La asesora de la Casa Blanca, Kellyanne Conway, confesó en Fox News que Biden tiene un “gran problema”; sin embargo, sus palabras sonaron algo más que irónicas si tomamos en cuenta que su jefe fue elegido en medio de escándalos sexuales al haber declarado que le gustaba agarrar a las mujeres por sus genitales.

El lunes pasado, otra mujer también acusó a Biden. Se trata de la exasesora del Congreso, Amy Lappos, quien dijo a Hartford Courant que Biden le frotó la nariz con la suya durante un evento de recaudación de fondos en Connecticut en el 2009.

¿Qué aprendemos?

De todos los casos que hemos visto después del surgimiento del movimiento #MeToo, hemos aprendido que tenemos que respetar a las mujeres que revelan sus experiencias sobre contactos físicos no deseados.

Merecen el beneficio de la duda.

Pero también es importante reconocer que no todas las ofensas representan la misma severidad frente a un movimiento que se está convirtiendo en una norma social.

Flores indicó que las acciones de Biden eran irrespetuosas, pero no sexuales.

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