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Geopolítica

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Militares temen decisiones antes del fin de la era Trump

El presidente despide al secretario Mark Esper por claras diferencias en las manifestaciones de tema racial tras el asesinato de George Floyd el pasado mayo.

FILE PHOTO: U.S. President Trump listens to Secretary of Defense Mark Esper speak about coronavirus response at the White House in Washington

FILE PHOTO: U.S. President Trump listens to Secretary of Defense Mark Esper speak about coronavirus response at the White House in WashingtonREUTERS, X90178

Washington. El presidente Donald Trump amaneció como si no le hubiera pasado nada durante las últimas horas en materia electoral: escribió contento en su cuenta de Twitter el alza en los mercados producto de la información del laboratorio Pfizer sobre el descubrimiento de la vacuna contra el Covid-19 y su elevada efectividad en la cura de la enfermedad, 90 por ciento.

Conforme pasaba la mañana su time line se iba llenando de advertencias que Twitter hacía a sus mensajes por carecer de rigor y objetividad. Después, la noticia del día: el presidente decidió despedir al secretario de Defensa Mark T. Esper. “Despedido”, reveló en Twitter.

La noticia generó revuelo en el sector militar. Lo sustituye Christopher C. Miller, a quien Trump lo describió como “muy respetado”.

Los funcionarios del Departamento de Defensa han generado cierta preocupación por las decisiones que podría tomar Trump antes de que abandone el puesto el 20 de enero. Dos meses en los que podría llevar a cabo operaciones públicas o encubiertas en contra de Irán o algún otro adversario. Esto lo publicó ayer 9 de noviembre, The New York Times.

“Setenta y dos días es toda una vida en el Washington de Donald Trump, especialmente por el enojo que le ha provocado el resultado de las elecciones”, reveló John Gans, quien se desempeñó como redactor de discursos en el Pentágono durante los gobiernos de Barack Obama.

El despido de Esper no fue sorpresivo luego de que manifestara públicamente en mayo su desacuerdo con el presidente de llevar al ejército a las calles de Washington y otras ciudades para disolver manifestaciones contra el abuso policial que provocó la muerte de George Floyd por parte de un policía blanco.

La mascarilla, paso 1

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, imploró el día de ayer 9 de noviembre, el uso del tapabocas contra el covid-19 al lanzarse de lleno a organizar su próximo gobierno.

“Hoy comienza este trabajo”, dijo el exvicepresidente de Barack Obama, en una breve alocución desde su feudo de Wilmington, Delaware, tras realizar una sesión informativa virtual con la futura vicepresidenta, Kamala Harris, y su recién nombrado consejo asesor para luchar contra el virus.

Por eso, insistió en el consejo número uno de los expertos para evitar contagios: el tapabocas, “el arma más potente” disponible por ahora.

“Por favor, les imploro, usen una máscara... Háganlo por ustedes. Háganlo por su vecino. Una máscara no es un gesto político”, afirmó, en alusión a la reticencia de muchos seguidores de Trump a cubrirse el rostro.

Más temprano, Biden celebró como un motivo de “esperanza” la noticia de que una vacuna desarrollada por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech haya demostrado una eficacia del 90% contra el virus, aunque advirtió que aún queda una larga batalla por delante.

El tema de la mascarilla estuvo muy politizado antes de los comicios del 3 de noviembre.

Estados Unidos, el país más golpeado del mundo por la pandemia, superó el lunes el umbral de los 10 millones de casos de covid-19 desde el inicio de la pandemia, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.

El Covid-19 ha dejado más de 237,000 muertos y no da señales de desaparecer: desde hace varios días el país registra 100,000 casos nuevos cada 24 horas.

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