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Militares transexuales piden acabar con tabú en ejército de EU
En 2011, Estados Unidos derogó una polémica ley conocida como "No preguntes, no digas", que obligaba a los militares gays y lesbianas a disimular su homosexualidad bajo la amenaza de ser despedidos.
En un encuentro de militares transexuales de ejércitos extranjeros en Washington, Donna Harding contó que se unió a las filas autralianas para reprimir algo que sentía desde que era joven: era una niña atrapada en el cuerpo de un niño.
"Es un proceso bastante frecuente en las personas con un problema de identidad sexual. Intentamos solucionar lo que creemos que tenemos mal y consideramos que el ejército es el lugar para lograrlo", declaró la mayor Harding.
La mujer hablaba en Washington en una conferencia sin precendentes de militares transexuales en el mundo, que compartieron su experiencia con la esperanza de persuadir al Pentágono y a la administación estadounidense para romper lo que probablemente sea último tabú: aceptar a los miembros de su comunidad en las filas del ejército de Estados Unidos.
Al menos 18 países permiten servir abiertamente a militares transexuales, incluidos importantes aliados de Washington como Australia, el Reino Unido, Canadá, Suecia y Nueva Zelanda.
En 2011, Estados Unidos derogó una polémica ley conocida como "No preguntes, no digas", que obligaba a los militares gays y lesbianas a disimular su homosexualidad bajo la amenaza de ser despedidos. Pero extender este derecho a los transexuales es poco probable.
Según estimaciones, cerca de 15,500 transexuales sirven en el ejército estadounidense de más de un millón de soldados. Si se llegara a conocer su identidad, las autoridades estarían obligados a despedirlos.
El ministro de Defensa, Chuck Hagelm, dijo estar abierto a revisar dentro de unos meses la prohibición actualmente en vigor. Pero, en este momento, ningún proceso ha sido iniciado y toda iniciativa que busque a incorporar abiertamente a los transexuales desencadenaría probablemente una viva controversia.
La mayor Harding se unió a la reserva australiana en el año 2000 antes de integrar el ejército regular en 2004.
"He vivido en la agustia constante y el temor de que alguien descubriera mi secreto", cuenta delante de la audiencia reunida por el Sindicato estadounidense de libertades civiles (ACLU).
"He perdido la cuenta del número de veces en las que habría sido fácil estrellar (dirigir) mi vehículo hacia el camión que venía", relata.
Añade que 80% de los transexuales consideran el suicidio y que un 40% ha intentado acabar con sus vidas.
Después de someterse a operaciones para transformarse en mujer, Harding trabaja en el Cuerpo Real de Enfermería australiano y estima que "ser honesta y auténtica es la clave para ser capaz de hacer bien su trabajo".
La mayor Alexandra Larsson, oficial de inteligencia en la Fuerza Aérea de Suecia, relató que tuvo muchas oportunidades y recibió mucho apoyo cuado tuvo el coraje de convertirse en mujer y afirma que tiene "el mejor trabajo del mundo".
"El problema, hoy en día, es que todo depende de quién eres y del lugar donde estés. Y eso no debería ser así. Todo el mundo debería beneficiarse de las mismas oportunidades", opinó.
mrc