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Políticos no ven las ventajas migratorias
El plan consiste en más inmigración. Un camino hacia la legalización de inmigrantes indocumentados. Y también la aceptación de que una política migratoria equivale a política económica, y necesita ser vista de esa forma.
Washington. Tengo un plan que elevaría los salarios, reduciría precios, fortalecería la cantera de científicos e ingenieros del país, y hasta crearía el próximo Google. Mejor aún, este plan no le costaría al gobierno ni un centavo. De hecho, le ahorraría dinero. Mucho dinero. El problema es que pocos políticos querrán tocarlo.
El plan consiste en más inmigración. Un camino hacia la legalización de inmigrantes indocumentados. Y también la aceptación de que una política migratoria equivale a política económica, y necesita ser vista de esa forma.
¿Ven a lo que me refiero con que a los políticos no les gustaría?
Los economistas nos dicen que los inmigrantes elevan los salarios de los estadounidenses. Nos dicen que hacen que los productos locales sean más baratos, y que si no tuviéramos inmigrantes, los empleos que ocupan se irían a otros países.
Nos dicen que deberíamos permitir la inmigración de personas capacitadas, porque ello es lo más que nos podemos acercar a una comida gratis. Nos dicen que los que más debían apoyar la legalización de inmigrantes indocumentados son los trabajadores de menores sueldos, que son los que más se oponen. Sobre todo esto, los economistas tienen razón.
También hay otras consideraciones. Integrar culturas y nacionalidades es difícil. Está el tema de lo que es legal y justo. La seguridad fronteriza es un asunto complejo. Esas cuestiones son importantes, pero no son el tema de esta colaboración.
El error que cometemos al pensar en el efecto de inmigrantes sobre los salarios, dice Giovanni Peri, economista de la Universidad de California-Davis, quien ha estudiado el tema a fondo, es que visualizamos una economía donde el número de puestos es fijo. Llega un inmigrante, ocupa uno de esos puestos, y desplaza a alguien. Pero así no funciona nuestra economía.
Entre más crece y se diversifica la fuerza laboral, más crece la economía. Se produce más. Hay más trabajadores comprando cosas, generando demanda.
Eso incrementa el número de empleos. Europa está en problemas porque una baja tasa de natalidad significa menos trabajadores y menos crecimiento. En realidad, a la economía no le importa si obtiene más trabajadores a través de tasas de natalidad o de tarjetas verdes (residencia legal).
Para algunos, las tarjetas verdes son superiores. Los economistas dividen a los nuevos trabajadores en sustitutos , los que están en igualdad de circunstancias, y los complementarios . La mayoría de los inmigrantes se ubica en la segunda categoría. Una constructora, por ejemplo, puede crecer más con mayor disponibilidad de complementarios, dejando a los sustitutos las tareas técnicas y de supervisión.
El efecto, que se ha demostrado en múltiples estudios, es que los inmigrantes ayudan a elevar los sueldos del estadounidense promedio.
Además, en sectores que requieren mano de obra intensiva de inmigrantes, como jardinería y cuidados del hogar, los costos se reducen en al menos 10%, mejorando así la calidad de vida de los asalariados.
Finalmente, está demostrado que contrario a lo que se piensa, los inmigrantes pagan más en impuestos que el costo de los beneficios que obtienen. Pero creo que por hoy ya asusté lo suficiente a los políticos respecto de este tema.