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Pueblo fantasma, a la sombra de Fukushima
Poco a poco se fueron apagando los precisos ritmos de trabajo de la granja lechera de Motoo y de los Okubo. Hasta el veterinario que atendía a sus 60 vacas desapareció.
Minami Soma. Poco a poco se fueron apagando los precisos ritmos de trabajo de la granja lechera de Motoo y de los Okubo. Hasta el veterinario que atendía a sus 60 vacas desapareció.
Durante décadas, el temor a la contaminación de la planta nuclear Fukushima había sido algo presente aunque abstracto. En pocas horas se convirtió en una realidad aterradora.
Aunque sus vecinos huyeron despavoridos y cerraron bancos, escuelas, tiendas, la biblioteca y la única clínica, los Okubo permanecieron.
No podíamos simplemente echar a la basura el trabajo de una vida , dice la esposa, Mineko, quien portando tapabocas se encarga de ordeñar las vacas a pesar de la instrucción del gobierno de no salir de las casas.
Los Okubo viven en el límite de la zona de evacuación obligatoria de 19 kilómetros. Las autoridades decretaron el 14 de marzo que los que viven tan cerca de la planta deben permanecer en sus casas para evitar la peligrosa radiación.
¿Quedarnos en nuestras casas? ¿Qué demonios quieren decir? , pregunta un irritado Motoo ante un ordenamiento que cambió los hábitos y tareas de toda una vida. ¿Qué suponen que voy a hacer con mis vacas? Están afuera y las tengo que alimentar .
La invisible radiación que emana de Fukushima dejaron a los Okubo y a su hijo de 40 años, Masahiko, entre los contados pobladores de un virtual pueblo fantasma.
El riesgo puede o no ser grave, pero lo que es cierto es que los confusos y contradictorios anuncios del gobierno en Tokio y el pésimo manejo de la crisis por parte del propietario de la planta, Tepco, arrancaron a gente como los Okubo su forma de ganarse la vida, su tranquilidad y los frutos de décadas de trabajo.
De la población de Minami Soma de 70,000 antes de la tragedia, ya se han ido más de 60,000 a la fecha.
Los Okubo dicen que su vida está allá afuera, cuidando a las vacas, y que seguirán en lo mismo hasta el día en que mueran.