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Rusia y China reclaman acuerdos con Maduro a cambio de apoyo en crisis
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha mantenido una retórica agresiva en contra de Venezuela.
Con Venezuela en llamas, China y Rusia reclaman desde los escombros lo pactado con el régimen de Maduro a cambio de recibir su apoyo.
A Estados Unidos lo han sorprendido con los dedos en la puerta, y ahora, el Pentágono está luchando por desarrollar formas de intervención militar en Venezuela (una de ellas es llevar a militares para entregar la ayuda humanitaria) para disuadir la influencia de China y Rusia en ese país.
La semana pasada, la cadena CNN reveló que la secretaría de Defensa estadounidense está buscando la forma óptima de intervenir militarmente al país de Maduro.
Estados Unidos actuaría en Venezuela a través de misiones humanitarias y capacitación militar liderada por el Comando Sur, brazo del Pentágono que supervisa a una sexta parte de países alrededor del mundo.
Sin embargo, expertos dijeron que estos esfuerzos de Estados Unidos se opondrían a la presión y a la retórica que la Casa Blanca ha hecho a naciones latinoamericanas para que frenen la migración y el tráfico de drogas sin ofrecer a cambio prácticamente nada, mientras que Rusia, y en particular China, han asumido el control en Venezuela de manera muy placentera.
“La política de la administración Trump ha alimentado la presencia de China en la región”, dijo Benjamin Gedan, exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional bajo la administración de Obama y asesor principal del programa latinoamericano en el Wilson Center, un think tank de Washington. “Es completamente contraproducente”.
Durante años, China y Rusia han buscado tener más influencia en el hemisferio occidental, y cada vez más se animan a reforzar sus posiciones económicas y de seguridad en América del Sur, América Central y el Caribe.
China se ha comprometido a invertir 250,000 millones de dólares en esa región y lograr el medio billón de dólares en comercio, mientras que Rusia ha echado raíces en el área para antagonizar a Estados Unidos y demostrar su poder.
Ambos han invertido miles de millones en Venezuela, aunque algunos expertos han cuestionado el enfoque de Rusia en la región.
Mientras tanto, el enfoque de la administración de Trump en América Latina es una casa de espejos y de contradicciones, ya que reduce el nivel de las relaciones a través de la migración y el crimen.
En relación con el tema de inmigrantes centroamericanos en la frontera de Estados Unidos y México, Trump planea recortar la ayuda para Honduras, El Salvador y Guatemala, donde la asistencia está dirigida a combatir la corrupción, estimular la economía y reducir la violencia, los temas que justamente han impulsado la migración a los Estados Unidos. Funcionarios de la administración han dicho que no creen que la ayuda haya sido efectiva.
Estrategias hostiles de Trump
Trump también impuso sanciones a Cuba y Nicaragua por su apoyo al asediado gobierno de Maduro en Venezuela; criticó a tres países por distanciarse de Taiwán con el objeto de mejorar sus relaciones con China; impuso aranceles de acero a Brasil y le dijo al entonces presidente mexicano Peña Nieto que consideraría enviar tropas estadounidenses a la frontera para combatir cárteles.
Esas y otras medidas han enfurecido a funcionarios latinoamericanos y han llevado a algunos de ellos a reevaluar la relación estadounidense.
“Hay una retórica áspera proveniente de la Casa Blanca, y no se ofrece mucho a cambio”, dijo Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del Centro Wilson. “La reacción ha sido: Estados Unidos nos trata como enemigos en términos económicos”.
Algunos funcionarios de la administración Trump han luchado para reforzar el valor estratégico de
Estados Unidos en la región. La semana pasada, el secretario de Estado, Mike Pompeo, recorrió el hemisferio y criticó a China y Rusia porque, según dijo, fortalecen a líderes autoritarios y propagan la corrupción.
“En este continente, Estados Unidos se presenta como nunca antes, recordando a nuestros amigos lo mucho que tenemos en común, lo mucho que se alinean nuestros intereses y lo mucho que los queremos”, dijo Pompeo el 12 de abril en Lima.
China y Rusia, en la puerta; EU, llega tarde
“Los líderes de América del Sur se han vuelto más lúcidos y desconfiados de los falsos amigos. China y Rusia definitivamente están apareciendo en la puerta, pero una vez que entran en la casa, ponen trampas, hacen caso omiso de las reglas y propagan el desorden”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo. “Afortunadamente, Sudamérica no lo está comprando, y nosotros tampoco”, agregó el funcionario.
Un alto funcionario de la administración culpó a la administración de Obama por “negligencia” en la región y dijo que Trump ha trabajado para formar una coalición para apoyar una transición democrática para Venezuela.
Mientras que la administración Trump trabaja para frenar las incursiones de China y Rusia, esas naciones ya están allí, y China, en particular, ha sembrado en Sudamérica su hardware militar y relaciones militares directas.
Eso ha generado cierta preocupación en el continente, en particular, la instalación de un centro de control de satélites construido por militares chinos con 50 millones de dólares que se ubica en el área de la Patagonia, provocando especulaciones de que también podría funcionar como una estación de vigilancia.
China ha vendido aviones, armamento y equipo militar a Venezuela, Perú, Ecuador y otras naciones para asentar su infraestructura en las decisiones políticas de la región.
También ha incrementado el número de ejercicios militares y de misiones humanitarias.
“China está tratando de reconstruir el mundo”, dijo R. Evan Ellis, profesor investigador de Estudios Latinoamericanos en el US Army War College.
La influencia reciente de China es aún más marcada en comparación con la de Rusia, dijo Ellis. La proliferación rusa de armas y equipos militares, especialmente en Venezuela, ha disminuido a medida que las naciones han buscado en China sistemas más confiables.
Las invitaciones de China que han realizado a militares latinoamericanos para que viajen al país asiático y se entrenen, demuestran niveles de confianza que Rusia no suele mostrar a menudo.
Los despliegues de aviones y buques de guerra rusos a Cuba y Venezuela durante años han apuntado más a la provocación que a la estrategia, pero Rusia tiene mucho menos que perder en la región, dijo Ellis.
“La presencia rusa en la región muestra más debilidad que fortaleza”, dijo. “No tiene ninguna lógica ni sostenibilidad”.
El Comando Sur del Ejército estadounidense no respondió a una solicitud de entrevista que le hizo el diario The Washington Post.
Por lo pronto, Estados Unidos está tratando de recuperar el tiempo perdido que ha dedicado a la región Latinoamericana.
Veremos si no es tarde.