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Trump ya es problema para los republicanos
Hillary Clinton ganó Virginia hace un año; el presidente quería arrebatarlo.
Las victorias de los demócratas en Virginia, Nueva Jersey y Maine, asestan un serio revés a los republicanos y a las políticas de Donald Trump.
En Virginia, el demócrata Ralph Northam fue elegido gobernador sobre el republicano Ed Gillespie.
Northam, un neurólogo pediatra de profesión, exclamó: “Estoy aquí para decirles que ha llegado el doctor. Mientras yo sea gobernador, trabajaré arduamente para asegurar que reine la tolerancia”.
Añadió que “el pueblo de Virginia le dice no a las divisiones, no al odio y al racismo, y sí a poner fin a la política de hostilidad que ha desgarrado a nuestro país”.
Los demócratas además lograron las gobernaciones de Nueva Jersey y Maine, donde los votantes además le asestaron un golpe al gobernador republicano, aliado de Trump, aprobando una medida que ampliará el programa Medicaid bajo la ley de salud impulsada por el gobierno de Barack Obama. Además ganaron reelección holgadamente los alcaldes demócratas de Nueva York y Boston, ambos duros críticos de Trump.
Además en Virginia, por primera vez en la historia de ese estado, fue elegido una legisladora abiertamente transgénero, parte de una ola de más de una docena de victorias legislativas para los demócratas.
Sombrío panorama
Las contundentes victorias marcaron la derrota más significativa para los republicanos y para la joven presidencia de Trump, y les presentan con un sombrío panorama de cara a las elecciones legislativas del año entrante.
“¡El Partido Demócrata está de vuelta, amigos!”, exclamó el director de Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez.
Entretanto, los republicanos caían en un agrio espiral de acusaciones mutuas.
“Ed Gillespie trabajó arduamente pero no me apoyaba ni apoyaba mis políticas”, tuiteó Trump desde Asia, donde se encuentra en gira, recordando que los republicanos ganaron unas cuantas elecciones regionales hace unos meses. “¡Con esta economía que va por niveles récord, seguiremos ganando, mucho más que nunca!”.
El rol de Trump fue insignificante en Virginia, en parte, porque los militantes republicanos no lo querían allí, en un estado que perdió en las elecciones presidenciales.