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Bitcoin: todo lo que tienes que saber sobre la criptomoneda más conocida

Su capacidad de apreciación ha superado en los años recientes a los activos de riesgo tradicionales, pero su volátil mercado sigue en construcción.

Representación física del Bitcoin.

Representación física del Bitcoin.

La revolución de las criptomonedas vivía sólo en la imaginación de unos cuantos hace menos de una década, pero hoy su adopción se extiende a diario de la mano de Bitcoin, primero y más popular de estos activos. Aquí te contamos todo lo que tienes que saber sobre la criptomoneda más conocida.

¿Qué es Bitcoin?

Bitcoin es un activo digital cuya capacidad de apreciación ha superado en los años más recientes la que tienen las inversiones de riesgo más tradicionales: las acciones. Con un precio actual de 47,500 dólares la unidad, perfila un alza de más de 60% en el año. Pero poseer el activo implica un alto riesgo.

Toda descripción de Bitcoin debe mencionar que la característica más propia de esta criptomoneda, por encima de su capacidad para revalorizarse, es la manera tan volátil y abrupta con la que su mercado cambia de opinión. Desde un récord de 68,925 dólares, perdió 31% en menos de dos meses.

Eso contrasta, por ejemplo, con el índice S&P 500 de Wall Street, con alza promedio de 12% anual en su larga existencia. La duda principal de los analistas es si se justifican los pronunciados movimientos de Bitcoin. Sus entusiastas piensan que es así, mientras sus detractores acusan mera especulación.

Actualmente Bitcoin tiene una capitalización de mercado de casi 886,000 millones de dólares, cercana a la de grandes compañías cotizadas como Tesla Inc y Meta Platforms (antes Facebook). El respaldo cada vez mayor desde la economía tradicional ha hecho posible su avance veloz y progresivo.

AFP or licensors, AFP

¿Cómo se creó Bitcoin?

Para comprender Bitcoin es necesario remontarse al proyecto que lo concibió. Satoshi Nakamoto, seudónimo del creador o grupo de creadores aún desconocidos, presentó su propuesta en correos a expertos en criptografía en 2008. Él buscaba crear la moneda de Internet, una segura e independiente.

Bitcoin se estableció en su aspecto técnico como una moneda de cambio implementada sobre la tecnología de cadena de bloques (Blockchain), con la cual se genera una red de información pública que permite que los usuarios intercambien, manteniendo sus datos seguros gracias a la encriptación.

Cada bloque dentro de esa cadena es un conjunto de complejas ecuaciones matemáticas. Todo bloque nuevo es validado por el resto de la cadena, esto impide que el conjunto se altere y, simultáneamente, permite rastrear los movimientos de cada Bitcoin dentro de la cadena; eso se denomina trazabilidad.

Estas características son la base de su aspecto más retador para la economía tradicional, pues al validarse por sí mismo y no poderse obtener de modos que escapen a sus reglas, para Bitcoin no existe autoridad emisora. Contrario al mercado cambiario, no hay nadie sobre él. ¡No existen bancos centrales!

¿Descentralizado y deflacionario?

No hay nadie que pueda regular el precio de Bitcoin porque nadie puede controlar sus existencias. Cuando las economías necesitan dinamismo, o en algunos otros casos, los bancos centrales inyectan liquidez al mercado (imprimen dinero) y eso puede tener un efecto de pérdida de valor de largo plazo.

Mayor oferta equivale a un menor valor. Fue este efecto negativo el que llevó a Satoshi Nakamoto a proponer “una moneda libre”, descentralizada, cuyo valor se rija sólo por la oferta y la demanda. De paso, pensó en cómo resolver el problema de la inflación. Así decidió poner un tope a la circulación.

Bitcoin es finito. Existe un máximo de 21 millones de unidades, pero actualmente sólo circulan 18 millones 900,306 de acuerdo con los datos de la plataforma CoinMarketCap. Teóricamente, el o los creadores de este activo plantearon con su desarrollo un nuevo camino —viable o no— para la economía.

De estar en lo correcto, Bitcoin se convertiría en un activo para vencer a la inflación, un modelo deflacionario que se fortalecería con el tiempo debido a la menor oferta y porque estas características incrementarían su demanda. Para sus entusiastas, se trata del mayor atractivo de la principal criptomoneda.

¿Cómo conseguir Bitcoins?

Existen dos formas de conseguir Bitcoins: la primera de ellas es intercambiarlos por el equivalente de su precio en dinero fiduciario, productos o servicios con alguien que los posea. El segundo es la minería de datos, proceso matemático y tecnológico con el cual liberan nuevos bloques de la cadena.

Con cada nuevo Bitcoin minado las ecuaciones se vuelven más difíciles, algo que, en la teoría de Nakamoto, también contribuiría a la revalorización constante de la criptodivisa. Para algunos analistas, esta condición hoy le permite competir con el oro por el mercado del resguardo de valor, aún sin ganador.

Pero la minería también ha jugado en contra de la adopción de Bitcoin. Sus altos costos energéticos y económicos ponen a esa actividad entre las inversiones menos accesibles y ecológicas. Su obtención a nivel mundial genera una huella mayor a la de algunos países, además de unos muy elevados costos.

¿Mercado en construcción?

Bitcoin fue creado como una manera de fortalecer al usuario en un entorno financiero orgánico, que también le permitiera evadir las reducciones a su capital que implican la inflación y las comisiones. También perseguía la sana secrecía, con la trazabilidad en garantía de transparencia en el mercado.

Pero existen desafíos sin respuesta todavía como el de la infraestructura, que hoy no es suficiente y representa una barrera importante para su adopción. Además, los costos que absorben en la economía tradicional los bancos centrales pasan al usuario, así como las responsabilidades en cuanto a resguardo.

Incluso los usuarios de Bitcoin encuentran inconvenientes en la aplicación de la teoría. El planteamiento inicial de un activo libre para el intercambio entre iguales es limitado por fuertes fluctuaciones en el precio que dificultan su uso como medio de pago. Otros creen que se trata de un mercado en construcción.

La realidad es que las sorpresivas y amplias variaciones en el precio son el costo de una libertad que se persigue en la teoría, pero que deja al poseedor a merced de la oferta y la demanda. Por ahora, el precio respalda sólo en parte, las ideas de apreciación, pero son muchos los obstáculos aún sin respuesta.

jose.rivera@eleconomista.mx

Analista de mercados

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