Buscar
Mercados

Lectura 4:00 min

Crisis financieras, ¿estigma del siglo XXI?

A siete años de la Gran recesión, hoy asistimos al advenimiento de la primera crisis capitalista de China

Pandemia, caos y volatilidad, mucha volatilidad.

Es la escena más recurrente en las últimas fechas en el contexto de los mercados financieros, bursátiles, bancarios y monetarios, que en agosto fueron sorprendidos por la vulnerabilidad que de manera tangible comenzó a mostrar la segunda economía más grande del mundo.

Desde el inicio de la llamada Gran Recesión (2007-2012), que inició en Estados Unidos con los problemas derivados de los créditos subprime o bonos basura, los mercados no habían vuelto a experimentar una inestabilidad como la que recientemente sacudió las bolsas del mundo.

Al igual que en 2007-2008, la sobreproducción industrial y la abundancia de ahorro, entre otros, fueron causas que originaron la condición de volatilidad que ha puesto a las economías en situación de alerta.

China tuvo en julio del 2015 un crecimiento en su producción industrial de 6%, una tasa de ahorro interno del 50%, y un crecimiento económico previsto para el 2015 de 7%, el menor en 25 años, y aunque no se afirma tácitamente, tiene latente la posibilidad de que su burbuja inmobiliaria se reviente o desinfle, según se aprecie. En China el sector de bienes raíces equivale a 30% del PIB.

Desde diversas perspectivas, analistas refieren que esta condición de incertidumbre económica y financiera obedece a la atención no brindada en su momento a una serie de indicadores que desde antes ya advertían respecto una nueva crisis, la primera que se origina fuera de EU.

Caída en los precios de las materias primas, principalmente del petróleo, desaceleración del comercio mundial, reducción en la demanda de bienes de consumo, caída en los mercados de valores, y la indefinición de la Fed para modificar sus tasas, entre otros, ya daban los indicios.

En este marco de referencia, la volatilidad se ha vuelto una constante.

Renata Herrerías, doctora en Economía del ITAM, afirma que desde el 2008 la crisis no se ha acabado, y que la devaluación del yuan sólo agrega un poco más de volatilidad.

A siete años de la Gran recesión, hoy asistimos al advenimiento de la primera crisis capitalista de China Crisis financieras, ¿estigma del siglo XXI? Volatilidad e incertidumbre 46,000 millones de dólares poseía Lehman Brothers en títulos hipotecarios de alto riesgo al momento de su declaración de quiebra.

50,000 millones de libras aportó el gobierno británico para estabilizar el sistema financiero y garantizar la liquidez de los principales bancos del país en el 2008.

700,000 millones de dólares fue el rescate de Wall Street emprendido por el presidente Bush en septiembre del 2008.

Conviene recordar cuando Lehman Brothers, el tercer mayor banco de inversión en EU, fue para la crisis del 2008 el hilo que deshebró la madeja de la segunda mayor crisis en la historia, que una vez se inició se expandió, cual pandemia, para contagiar a los mercados de Europa y Asia.

A principios del 2009, el Fondo Monetario Internacional indicaba que la economía mundial crecería ese año tan sólo 0.5%, su menor cifra desde la Segunda Guerra Mundial.

Estimaban que los países con posibilidades de crecimiento eran China, Brasil y Perú. México no estuvo en esa lista, por el contrario, ese año entró oficialmente en recesión. Finalmente, en el 2010 se declara concluida la Gran Recesión.

Ahora, a un mes de cumplirse siete años de ésta, el dragón asiático comenzó a mostrar el punto más álgido en la estructura de su sistema económico, impotente de controlar su recién revelada vulnerabilidad.

Con una depreciación acumulada de 4.6%, a consecuencia de tres devaluaciones inducidas en una misma semana de agosto desde el propio gobierno chino, y con una caída en el índice de Shanghai Composite del orden de 297.84 puntos en el mismo mes, mientras la segunda economía más grande del mundo, y países como Grecia, Irán, Brasil y Ucrania, entre otros, no alcancen una situación definitoria de su condición económica y sociopolítica, la inquietud en los mercados seguirá siendo presa de una pandemia llamada volatilidad.

jacqueline.jimenez@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete