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Entre arreglar al mundo o espantarlo
La publicación de las minutas de la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) del pasado 27 y 28 de enero muestra el fuerte dilema que hay entre sus miembros con respecto a la posibilidad de aumentar las tasas de interés por primera vez desde hace casi siete años.
La publicación de las minutas de la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) del pasado 27 y 28 de enero muestra el fuerte dilema que hay entre sus miembros con respecto a la posibilidad de aumentar las tasas de interés por primera vez desde hace casi siete años.
Los participantes en los mercados descontaron que podría existir tal movimiento debido a las elevadas tasas de crecimiento registradas en Estados Unidos en los últimos trimestres y los importantes avances en el empleo vistos hasta el mes pasado. De igual modo, la misma Reserva Federal colaboró con tal expectativa. Primero, al finalizar la actividad de recompra de bonos en el mercado, y segundo, al advertir que un alza podría ser el siguiente paso en el proceso de normalización de la política monetaria.
No hay duda que el alza de tasas implicaría el reconocimiento de la mayor demanda que hay en Estados Unidos por bienes y servicios, algo que no sucede en otras partes del mundo desarrollado.
El alza reforzaría la fortaleza del dólar en momentos en que en Europa, Japón y China las autoridades buscan estimular su demanda agregada. En todos esos casos, habría un beneficio de monedas más devaluadas contra el dólar y posiblemente un factor de ayuda para la recuperación global.
Sin embargo, las minutas mostraron un grupo muy dividido sobre cuándo exactamente sería adecuado incrementar las tasas de interés. Algunos miembros expresaron su temor sobre un alza prematura de las tasas que pudiese limitar la recuperación y por otro lado generar reacciones violentas en los mercados financieros. Varios de los participantes expresaron preocupación sobre una reacción adversa de los mercados en el momento en que se plasme un lenguaje que no describa paciencia para elevar las tasas.
Otros no están cómodos con la expectativa de una inflación que sigue reduciéndose y que probablemente lo hará en el futuro cercano. De alguna manera sería difícil justificar un alza de tasas en un entorno más bien deflacionario.
Bajo el contexto actual, no está claro si es justificable un aumento de los réditos. Lo más probable que es que ello implique una espera que puede ser larga para que la FED ofrezca a los inversionistas una guía más explícita sobre un alza de tasas posterior. Un aumento de la tasa de referencia en Estados Unidos no parece ser obvio ni próximo.
La reacción de los mercados después de la publicación de las minutas es elocuente. Las tasas a largo plazo en Estados Unidos volvieron a descender alrededor de seis puntos base y las bolsas reafirmaron los niveles elevados. Los futuros de las tasas de fondos federales que en su mayoría descontaban un primer aumento a la tasa de referencia en junio, ahora lo trasladaron hasta septiembre.
Si las tasas se tardan en subir en Estados Unidos, la estructura de relajación cuantitativa que impera en el mundo seguirá predominando. No hay que olvidar que los gobiernos en Japón, Europa y China tienen actualmente en vigor programas de fuerte inyección de liquidez. Si ése es el común denominador, las distorsiones que han estado vigentes en los mercados financieros pueden continuar: tasas excepcionalmente bajas y otros activos (bolsas, bienes raíces), excepcionalmente sobrevaluados.
La FED espera que el debate lo resuelvan los datos; así que, por lo pronto, habrá muchos episodios de volatilidad en el corto plazo y pocas definiciones en el transcurso de los siguientes meses.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: