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Exportaciones aumentan pese ?a tipo de cambio

El vigor que ha demostrado la economía de Estados Unidos ha permitido que las ventas de México al exterior sigan en aumento, pese a tener un peso fuerte.

De acuerdo con la teoría económica, las exportaciones tienen una relación inversa con el tipo de cambio. Es decir, si el peso se aprecia, las exportaciones disminuyen y viceversa. Esta relación se debe a que, al depreciarse la moneda de un país con respecto a otro, sus exportaciones se vuelven más baratas y el país de la moneda que se aprecia puede importar más bienes con el mismo monto de su moneda que antes. Sin embargo, para el caso de México, no se ha observado debido a que existen otros factores que han influido en el comportamiento de las dos variables, tipo de cambio y ventas al exterior.

Por ejemplo, el mayor dinamismo económico de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, así como de otros países, ha generado una mayor demanda de bienes producidos en el país, sobre todo manufactureros.

Esto ha derivado en incrementos importantes de las exportaciones, independientemente del nivel en el que se encuentre el tipo de cambio.

Episodios de alta volatilidad observados en el pasado confirman esto; por ejemplo, en la década de los 90, la relación que existió entre el peso y las exportaciones fue positiva. En periodos más recientes se ha podido observar un incremento en las exportaciones manufactureras, principalmente en las automotrices hacia Estados Unidos, a pesar de la apreciación del peso. Por el contrario, en periodos como el 2010, se observó que a pesar del debilitamiento del peso las exportaciones no aumentaron.

Esto implica que, en el mejor de los casos, el tipo de cambio es una más de las variables que podrían explicar el comportamiento de las exportaciones; por supuesto, no la más importante. Sin lugar a dudas es más relevante el desempeño de la actividad industrial en Estados Unidos, toda vez que, incluso con un peso débil, las ventas de productos mexicanos podrían verse limitadas si nuestro principal socio comercial atravesara por un periodo recesivo. De igual forma, un mayor vigor de la economía estadounidense seguramente se vería reflejado en mayores ventas, a pesar de un peso fuerte.

Sin dejar de reconocer que una apreciación excesiva del peso podría tener un efecto negativo sobre la competitividad de las exportaciones, lo cierto es que los productores locales se han enfocado más en fortalecer las ventajas que otorga la calidad y no tanto el precio, lo que ha contribuido adicionalmente a la expansión de las ventas externas a pesar del fortalecimiento de la moneda. En el mismo sentido, hay que destacar que una moneda más fuerte tiene también repercusiones directas sobre el precio de las mercancías que importamos y que sirven como insumos para los propios bienes que se venden en el exterior, situación que restituye parte de la competitividad. ?

¿IMPACTA EL TIPO DE CAMBIO A LA INFLACIÓN?

La apreciación del dólar puede generar presiones a la alza en los precios de las mercancías, es decir, en el componente subyacente de la inflación.

Ello se debe a que el costo de las importaciones cambia de acuerdo con las fluctuaciones del peso.

Esto se observó hacia finales del 2008; los precios al consumidor, bajo ese escenario y en combinación con los fuertes incrementos en gasolina y productos agrícolas, tuvieron un aumento de 6.5 por ciento. En el 2009, la fuerte volatilidad de la paridad cambiaria también contribuyó a generar presiones inflacionarias. A finales del 2011, cuando el tipo de cambio rebasó los 14.00 pesos por dólar (pd), también se observaron mayores presiones inflacionarias, pero éstas fueron resultado de una caída en la producción agrícola y otros factores coyunturales, es decir, dichas presiones no se pueden atribuir al debilitamiento del peso.

En realidad, no se han podido identificar presiones significativas sobre los precios derivadas del menor valor del peso; de hecho, el Banco de México (Banxico) ha reiterado que no se ha observado el fenómeno conocido como pass through, es decir, que no ha habido un traspaso de la depreciación a los precios finales.

De igual forma, el instituto central ha indicado que, a pesar de la volatilidad en el tipo de cambio y su debilitamiento en algunos lapsos de los últimos años, no ha tenido efectos de segundo orden, es decir, que las expectativas inflacionarias no se han visto impactadas, lo que sugiere que la depreciación es vista como un fenómeno temporal.

¿HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR?

Reconociendo que existen todavía riesgos importantes en los mercados cambiarios debido a la profunda problemática de endeudamiento y desequilibrios fiscales en los países avanzados, se ha podido observar que la volatilidad en los mercados alrededor del mundo ha disminuido debido a dos motivos. En primer lugar, al progreso modesto en la resolución de la crisis de la deuda europea y, en segundo, a las acciones tomadas por las autoridades financieras en el mundo y que han sido exitosas en la disminución de la incertidumbre en los mercados financieros globales.

La sólida posición macroeconómica de México, los avances registrados en la actual administración en materia de reformas estructurales y la perspectiva de una mejoría en la calificación de la deuda soberana del país hacen prever un continuo y creciente flujo de capitales con el consecuente fortalecimiento del peso.

Para este 2013, es factible esperar un tipo de cambio de 12.30 pd para el cierre del año, aunque claramente no se puede descartar que a lo largo del año incluso se puedan presentar cotizaciones por debajo de los 12 pd. Es interesante observar que, en informes recientes de Banxico, se destaca que los avances del país en materia de estabilidad económica, de transformación estructural, así como la expectativa de mayores tasas de crecimiento, podrían derivar en una fuerte entrada de capitales y la consecuente apreciación extrema del tipo cambio en los siguientes años.

La entrada de recursos del exterior impone diversos desafíos para la economía que los recibe. Uno de ellos es evitar la monetización de las reservas, es decir, impedir una expansión indeseada de la base monetaria que pudiera tener repercusiones negativas sobre la evolución de la inflación. Otro sería manejar adecuadamente el surgimiento de burbujas en los precios de activos reales y financieros derivados de la creciente liquidez en los mercados. En este sentido, las autoridades deberán de estar atentos a que se presenten incrementos dramáticos en activos reales como viviendas, terrenos, etcétera, o en activos financieros como puede ser el caso de bonos y acciones con el fin de tomar las medidas pertinentes.

Uno de los caminos para mitigar estos riesgos es la esterilización de recursos; no obstante, la acumulación de reservas y la esterilización conlleva un costo que cuestiona el propio proceso de acumulación más allá de un nivel percibido como prudente. Este nivel sólo lo sabe el instituto central, es decir, desde el punto de vista de la teoría económica, no existe una fórmula para determinar el monto ideal de las reservas internacionales; sin embargo, cabe preguntarse qué sucedería si Banxico, como de hecho ha sucedido en el pasado, decidiera desacumular reservas. Seguramente tendríamos un peso mucho más fuerte.

(*) Director ejecutivo de Administración de Portafolios y Análisis y Estrategia Económica de Grupo Financiero Ve por Más.

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