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Inflación: ¿preocupante?

Hace unos días, el Inegi dio a conocer la inflación correspondiente al mes de febrero, misma que reflejó algunas presiones en los precios de productos agrícolas y en el subíndice de mercancías.

De acuerdo con el instituto de estadísticas, la inflación en el segundo mes del año registró una variación de 0.44%, ligeramente por debajo del consenso, que la ubicaba en 0.49%, mientras que la inflación subyacente aumentó 0.36%, prácticamente en línea con lo esperado por los analistas.

Con los incrementos registrados en el segundo mes del año, la inflación general en términos anuales se ubicó en 2.87%, por arriba de 2.61% registrado en el mes previo, mientras que la inflación subyacente fue de 2.66%, ligeramente por arriba de la marca de 2.64% del mes de enero.

Es cierto que la inflación general se disparó en el mes de febrero, y difícilmente veremos un nivel tan bajo como el del 2015 (2.13%), debido a que el año pasado se alinearon varios factores que derivaron en que el avance de los precios fuera el menor en la historia económica de nuestro país, pero me parece que tampoco es para alarmarse.

Traigo esto a colación precisamente porque una vez que se dio a conocer la inflación del mes de febrero, escuché a un especialista decir por el radio que la inflación se había incrementado de manera preocupante, lo que me pareció realmente un exceso.

No comparto esa preocupación por diversas razones. La primera de ellas es porque el core se mantuvo para todos los fines en el mismo nivel del mes de enero. En segundo lugar, debido a que la medición anual se encuentra por debajo de la meta puntual de 3% de Banco de México y, por lo tanto, dentro del margen de variación de 3% más/menos un punto porcentual y, finalmente, porque al final del día debemos aspirar a tener una inflación que no sea demasiado baja, debido a que esto, en el largo plazo, es reflejo de que la economía no está creciendo.

Dicho de otra manera, hay una inflación que es buena , en el sentido de que es reflejo de una demanda agregada que está evolucionando de manera adecuada. Esta inflación buena es la que el instituto central ha definido con un techo de hasta 4%, o incluso superior a este nivel, si se considera que las presiones son temporales y que, por lo tanto, no ameritan una acción restrictiva de política monetaria.

En este sentido, habría que recordar algunos datos que hablan de una fortaleza creciente del consumo interno, que incluso ha logrado compensar la desaceleración de las exportaciones.

Uno de los indicadores más importantes es la creación de 142,291 empleos formales en el mes de febrero, lo que destaca la fortaleza del mercado laboral en nuestro país. Efectivamente, de acuerdo con el IMSS, en el segundo mes del año se registró la mayor creación de empleos formales para un mismo mes de febrero desde que el Seguro Social cuenta con cifras oficiales de para este rubro.

De esta forma, en el primer bimestre del año, se han creado 211,461 nuevos empleos, lo que es superior a la creación de 193,475 nuevas plazas laborales del mismo periodo del 2015. De los empleos creados en este 2016, 52.3% son permanentes y 47.7% restante son plazas temporales, de acuerdo con el IMSS.

Con el fortalecimiento del empleo formal, se ha observado un mayor consumo interno, medido a través de las ventas de la ANTAD. El conjunto de cadenas afiliadas a este organismo registró un incremento en ventas mismas tiendas de 9.6%, en febrero, y de 12.5%, en ventas totales.

Las cadenas de autoservicio fueron las que registraron el incremento más significativo, con un avance de 10% en ventas mismas tiendas, mientras que las departamentales aumentaron 9.7 por ciento. Aunque las ventas se vieron favorecidas por la presencia de un día adicional en el mes de febrero por ser año bisiesto, lo cierto es que el consumo ya venía consolidando una tendencia positiva.

El comportamiento de la demanda interna se ha visto favorecido por la presencia de un marco macroeconómico caracterizado por la solidez fundamental, a pesar de un entorno global altamente incierto. Así, la importante creación de empleos y el abundante flujo de remesas proveniente del exterior han derivado en cifras de consumo muy robustas.

Hay que tener presente que las remesas que envían nuestros compatriotas que viven en el extranjero han aumentado de manera significativa, debido a las mejores cifras de empleo de inmigrantes en Estados Unidos; así como a los altos niveles registrados por el tipo de cambio, lo que favorece el envío de más recursos.

En el mediano y largo plazos, es predecible que tanto el empleo como las ventas continúen con el buen desempeño mostrado hasta ahora, lo que eventualmente se tendrá que reflejar en mayores presiones inflacionarias.

En este contexto, la inflación será reflejo de un mayor crecimiento económico. Banco de México deberá de estar atento a que estas presiones no se exacerben y actuar en caso necesario a través de una política monetaria más restrictiva. En conclusión, no sólo no me preocupa la inflación, sino que me parece que este fenómeno en la economía mexicana ya es parte del pasado.

*Manuel Guzmán M. es director de Asset Management de Monex Grupo Financiero. Las opiniones expresadas son del autor y no representan necesariamente la posición de la institución.

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