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Las intenciones chinas

La gira que realizó el Presidente chino por América Latina fue para marcar su territorio tal como lo hacen ciertas especies en el mundo animal. Lo malo de esta gira es que esa zona ya la había marcado antes Estados Unidos.

La gira que realizó el Presidente chino por América Latina fue para marcar su territorio tal como lo hacen ciertas especies en el mundo animal. Lo malo de esta gira es que esa zona ya la había marcado antes Estados Unidos.

Para nadie es un secreto que los 24 acuerdos que alcanzó el presidente Xi Jinping en su gira son resultado de su expectativa de convertirse en el inversionista más grande en la región. La diferencia con el papel histórico que Estados Unidos se ha autoimpuesto desde la política Monroe (América para los americanos) es que las intenciones chinas son otras.

Mientras Estados Unidos siempre ha visto a América Latina como su patio trasero para poner y quitar lo que le gusta y no le gusta, sin una real intención de mejora en el área económica, China tiene la intención de aprovechar ese crecimiento económico estable que la región ha presentado en los últimos años.

China no busca los votos latinos para legitimar a su Presidente, Estados Unidos sí. Ésa es la gran diferencia entre los dos países.

China ha puesto los ojos en América Latina en varios sectores: el sector agrícola es uno de los más importantes y estratégicos, pues será visto como el gran surtidor de alimentos de los chinos para los próximos años. Otros de los sectores a los que apuesta China en nuestra región es la energía y la minería.

Los destinos de inversión tradicionales han sido Brasil, Argentina, Perú, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Chile. Con la última gira de su Presidente, China espera aumentar su participación en México y Centroamérica.

La participación de Estados Unidos es más fuerte en México y Centroamérica porque se ha dedicado a tener relaciones de dependencia económica y no de mutuo crecimiento y colaboración. En ese sentido, las intenciones chinas son distintas. Como un gran comprador e inversionista, posibilita también el crecimiento y posterior desarrollo de sus proveedores, es decir, de los países latinoamericanos.

La influencia política e ideológica es otro tema entre ambas naciones. Las corrientes izquierdistas que siguen los gobiernos de Cuba, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Argentina son vistas con buenos ojos por China. Estos mismos gobiernos están en la lista de alerta de los Estados Unidos.

Entonces hay cierta correlación entre la inversión china y las corrientes ideológicas de ciertos países. Lo mismo sucede con Estados Unidos, donde México es un claro ejemplo.

Lo cierto es que los países latinoamericanos necesitamos de ambas potencias económicas y tendremos que luchar contra esta tendencia, mientras no nos convirtamos en una potencia regional en sí misma.

*El Dr. Eduardo Carbajal es el director de la sede Perú del Sistema Tecnológico de Monterrey. Correo electrónico: eduardo.carbajal@itesm.edu.pe

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