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Los vigilantes en acción
Finalmente, el gobierno de Estados Unidos decidió aceptar la propuesta republicana para extender los recortes de impuestos establecidos durante la administración Bush y que debían expirar este mes.
Finalmente, el gobierno de Estados Unidos decidió aceptar la propuesta republicana para extender los recortes de impuestos establecidos durante la administración Bush y que debían expirar este mes.
En conjunto con esta decisión, se propuso la extensión en la vigencia del seguro contra desempleo y una reducción en la tasa de retención para personas de bajos ingresos. En total, las medidas implican una renovación de los estímulos fiscales para los consumidores estadounidenses.
De entrada, la medida es una buena noticia. La expectativa de crecimiento en los trimestres próximos debe mejorar debido a la aportación de mayor ingreso personal a los individuos.
Para unos mercados que ya venían descontando un mejor ritmo en la recuperación económica, impulsados por las extraordinariamente favorables condiciones financieras, esto constituye un redoble de la apuesta.
No obstante, hay un lado de la decisión poco plausible. Los estímulos fiscales adicionales totalizan un monto de entre 200,000 y 250,000 millones de dólares. Este monto será financiado con la emisión de mayor deuda pública.
Debido a lo anterior, se espera que el déficit fiscal, que debería rondar los 1.3 trillones de dólares (millones de millones) al cierre del 2011, alcance los 1.5 trillones.
Como porcentaje del PIB es previsible que el déficit fiscal se ubique en un nivel de 15 por ciento.
Estados Unidos mantiene su insistencia en sacar a su economía del trance posterior a la crisis a base de políticas (monetaria y fiscal) fuertemente expansionistas.
En el mercado de bonos del tesoro estadounidense ha habido una reacción de escepticismo. Las tasas de interés aceleraron su alza.
La tasa para el bono a 10 años alcanzó un nivel el día de ayer de 3.27%, no visto desde mayo pasado y 90 puntos base superior al registrado hace apenas seis semanas.
Las tasa de los bonos a 30 años muestra una alza más importante; en seis semanas ha aumentado ya 105 puntos base aproximadamente y se ubica en un nivel de 4.34 por ciento.
Claramente, los agentes en el mercado de bonos no recibieron con agrado la noticia de una sobreoferta de papeles en el mercado y de una entidad gubernamental que por ahora va en sentido contrario de lo que hacen y se le exige a otros gobiernos con tamaños relativos de deuda similares.
Tal vez en el manejo global de carteras haya un mayor entusiasmo por la abundancia de liquidez y las condiciones que apuntan a un mejor crecimiento; sin embargo, el movimiento de las tasas preocupa.
Quizás sólo los manejadores de fondos que invierten en activos de riesgo estén tranquilos, pero para el mercado hipotecario tan deprimido o países como los europeos intentando ajustarse y tener acceso al financiamiento barato, el aumento de tasas no es tan agradable.
Hay un segmento de los mercados, en especial el que destina sus recursos a la compra de bonos, que está dispuesto a exigir un mayor premio mientras las condiciones de desequilibrio se sigan agudizando.
De nuevo los famosos vigilantes parecen haber entrado en acción recordándole a las autoridades en Estados Unidos que su situación fiscal no es sana y que las condiciones para el financiamiento de sus gastos serán más difíciles mientras no hagan nada para revertir los desequilibrios actuales.
Lo curioso es que los efectos que vemos contrarrestan la efectividad de la relajación monetaria y tendrán un impacto relativo menor sobre las variables económicas que bajo condiciones normales.
Estas acciones no arreglarán los problemas de fondo y difícilmente desviarán a los Estados Unidos de un destino de fuertes ajustes fiscales y menor riqueza.
Rodolfo Campuzano Meza es director de Análisis de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo. perspectivas@invex.com