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Muchos obstáculos

Aunque para la percepción de los inversionistas parece haber pasado lo peor con respecto a la catástrofe de Japón, los mercados no logran recuperar el impulso.

Aunque para la percepción de los inversionistas parece haber pasado lo peor con respecto a la catástrofe de Japón, los mercados no logran recuperar el impulso. Basta dar una hojeada a los principales titulares en los medios para entender por qué.

Quizás la tragedia en Japón sea el factor que en estos momentos preocupe menos a los inversionistas en general. ¿La razón? Parece ser el problema más fácil de dimensionar.

No nos malinterprete pero, exceptuando la incertidumbre con relación al impacto de la radiación en la región afectada, el problema de cara a las expectativas de los mercados se reduce a la reposición de una gran riqueza destruida, misma que hasta el momento se tasa en aproximadamente 300,000 millones de dólares. Claro que un acercamiento bajo esta lupa luce completamente inhumano, pero tristemente los mercados financieros utilizan esta óptica.

Por otro lado, hay problemas en los que la definición parece más difícil de tomar forma; el principal, desde luego, es la presión sobre los precios del petróleo y otros energéticos derivada del conflicto en Medio Oriente.

La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre imponer una zona de exclusión aérea en Libia puede establecer un plazo para la solución a dicho conflicto, pero abre un nuevo espacio de incertidumbre de cara a la manera en que convivirían un pueblo rebelado y un dictador reducido en sus poderes.

Además, hay que tomar en cuenta el grado de intensidad que cobran protestas en países como Yemen y Siria, que pudieran convertirse en el siguiente bastión de una cadena que parece no terminar.

Todos estos conflictos imponen la idea de que los precios de los energéticos llegaron a niveles elevados para quedarse ahí un buen tiempo, algo que sin duda merma el potencial de recuperación en los países desarrollados e impide a los mercados recuperar la confianza.

A estos eventos se suma la dificultad que de nuevo tienen países como Portugal e Irlanda para estabilizar sus finanzas. En el primero, el Congreso ha rechazado el plan de austeridad propuesto por el gobierno lo que forzaría la renuncia del Primer Ministro. En el segundo, la no adhesión a algunas cláusulas establecidas en el plan de rescate parece estar costando mucho.

Aunque son países pequeños, la aproximación a un evento crítico que pudiera derivar en su salida de la comunidad euro no es trivial. Es un desenlace que nadie desea pero que, para ojos de muchos de sus pobladores, es la puerta de salida a los problemas que ya se acarrean por un par de años.

Por último, la sensación de seguridad que les otorgaban a los inversionistas los buenos datos de crecimiento registrados en Estados Unidos parece desvanecerse. Ayer, se reportó el peor dato de crecimiento en la venta de casas nuevas, misma que tocó el nivel más bajo desde que se publica dicho indicador. Ésta y otras cifras han sido poco entusiastas en días recientes.

Tal parece que los inversionistas volverían a tener dudas con relación a la fortaleza de la recuperación en los siguientes meses, sobre todo si los negocios enfrentan un escenario menos favorable en el exterior.

Vemos una comunidad de inversionistas que no sabe qué hacer. No hay una apuesta clara, por ende, nadie mueve sus fichas. No hay una mayoría sustanciosa que apueste a la baja y todos temen que si los problemas se enfrían rápido, los mercados volverían a repuntar.

Toda la disertación anterior nos habla de un posible estancamiento en los mercados. ¿Por qué no hay un ajuste mayor? Posiblemente por las condiciones favorables que generan los niveles de las tasas en cero y los estímulos fiscales.

*Rodolfo Campuzano Meza es director de Análisis de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com

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