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Para qué gravar alimentos y medicinas
Antes que buscar incrementar la recaudación, la clave está en propiciar que todos estén en igualdad de circunstancias, o por lo menos cercano a ello, para poder asumir un cambio de esta naturaleza.
Como parte de las responsabilidades compartidas entre el Ejecutivo federal, el Legislativo y el banco central, la parte impositiva y su impacto inflacionario se torna fundamental en la discusión; sin embargo, parece desmesurado acotar, como lo hizo el Gobernador del Banco de México, el insignificante impacto que tendría en el indicador de precios gravar alimentos y medicinas, menospreciando cualquier otra arista en el tema.
Y puede resultar cierto su comentario, en lo general, el impacto tendrá que diluirse al paso del tiempo, como se irán diluyendo las posibilidades de mejora económica en el corto plazo de millones de mexicanos.
Esto no pretende ser, ni por mucho, un apoyo para evitar dicho gravamen.
Si bien el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es el mejor mecanismo para mantener cautiva a la población y generar el ingreso requerido por la vía impositiva, tampoco es posible esperar que el deficiente proceso recaudatorio se vea subsanado por una práctica poco popular y reactiva.
La acción fiscal, como ocurrió en el país vecino del norte, requiere de un análisis y ejecución de mayor alcance, mucho más allá del posible impacto inflacionario.
La inflación no sería tema si el modelo fiscal en México cumpliera con su cometido, recaudar de manera justa.
Insistiendo, el impacto inflacionario se irá diluyendo con el tiempo, el impacto social y microeconómico tardaría mucho más. Es comprensible que los dos últimos no sean responsabilidad, en lo general, del banco central, pero en lo particular debe serlo de todos los mexicanos, el cambio en materia fiscal, laboral y empresarial (economía informal) tiene que ser verdaderamente profundo, extensivo, justo, gradual, que invite a la formalidad, pagar por el verdadero proceso generador de valor.
Antes que buscar incrementar la recaudación, la clave está en propiciar que todos estén en igualdad de circunstancias, o por lo menos cercano a ello, para poder asumir un cambio de esta naturaleza.
Ha sido muy utilizado el dicho de que el bien común debe estar por encima del bien particular, pero con este argumento ya son demasiadas generaciones de pobres las que se ven afectadas por buscar el supuesto bien de la sociedad en su conjunto.
La inflación, en su contexto macroeconómico, ya no es tema de discusión, en el plano personal, la disparidad económica ha hecho que por pequeña que sea el alza en los precios, la repercusión en las familias sea enorme.
El tema del IVA no puede limitarse simplemente a una discusión inflacionaria o recaudatoria, es segunda acción después de la equidad en la distribución de la riqueza.?
*El Mtro. Ricardo Gutiérrez es profesor del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca.
ricardo.gtz@itesm.mx