Buscar
Mercados

Lectura 5:00 min

Qué son y cómo funcionan las estrategias de cobertura

Una estrategia de cobertura consiste básicamente en reducir la exposición del portafolio frente a la volatilidad del mercado en general tomando posiciones que tengan el impacto neto de reducir los riesgos. Es una estrategia que busca controlar los riesgos sin necesidad de vender activos.

Una estrategia de cobertura consiste básicamente en reducir la exposición del portafolio frente a la volatilidad del mercado en general tomando posiciones que tengan el impacto neto de reducir los riesgos. Es una estrategia que busca controlar los riesgos sin necesidad de vender activos.

En su forma más básica, una estrategia de cobertura consiste en comprar por ejemplo un portafolio de acciones y apostar al mismo tiempo a la baja de un índice accionario. Esta apuesta bajista en el índice puede realizarse mediante instrumentos como contratos a futuros o CFDs, ya que ambos brindan un alto nivel de apalancamiento y por lo tanto son muy utilizados con estos fines.

Es importante prestar atención a que el índice en cuestión tenga el mayor grado posible de correlación con los activos de la cartera. Si por ejemplo el portafolio cuenta con una presencia dominante de compañías en el sector tecnológico, un índice de referencia podría ser tal vez el NASDAQ, el cual se enfoca principalmente en activos de ese sector.

Muchos inversionistas eligen también combinar índices de diferentes tipos para que los activos de cobertura reflejen lo mejor posible la exposición de la cartera. Por ejemplo, se pueden combinar índices tradicionales como el S&P 500 con otros relacionados a un determinado sector económico, por ejemplo consumo, y otras regiones del mundo, tal vez mercados emergentes, en función de las necesidades específicas de cada inversionista.

La idea es que la apuesta bajista en el índice ayude a reducir la volatilidad en tiempos de caídas de los mercados. El portafolio de acciones tiende a subir cuando suben los mercados y caer cuando estos se mueven a la baja. La apuesta inversa en el índice funciona entonces como un amortiguador para que los retornos del portafolio no se vean muy afectados en períodos de caídas.

No es necesario mantener una cobertura de 100% de la cartera, y de hecho lo más habitual es que este porcentaje oscile entre 20% y 50 por ciento. Es decir, por cada 100 dólares invertidos en acciones se invierten unos 20 o 50 en apuestas bajistas mediante contratos a futuros o CFDS.

Es muy importante tener en cuenta que esta clase de estrategias de cobertura probablemente tendrá menos retorno que una posición de compra sin cobertura en un período de fuertes alzas de los mercados. El costo de acceder a una menor volatilidad y niveles de riesgo más bajos es el menor retorno que brindan las estrategias con cobertura durante períodos alcistas.

Por otro lado, en tiempos de mercados bajistas, la estrategia de cobertura no solo reduce la volatilidad, sino que también puede incrementar los retornos en comparación con una estrategia de compra simple de acciones.

La principal ventaja que presenta esta clase de estrategia, en comparación con otros métodos para reducir el riesgo, es que permite mantener una exposición de largo plazo en activos, sin necesidad de vender posiciones ni utilizar stop loss para acotar los riesgos.

Algunos inversionistas prefieren además darle un enfoque dinámico al esquema de cobertura. En estos casos, por ejemplo, se puede incrementar el nivel de cobertura cuando se considera que las circunstancias de mercado así lo ameritan.

Muchos inversionistas suelen mantener un mínimo de 20% de cobertura y un máximo de 50%, dentro de ese rango, modifican los niveles de cobertura en función del contexto de mercado. Así las cosas, si los precios son atractivos y el mercado ofrece un punto de entrada conveniente, el nivel de cobertura estará cerca del rango inferior, en cercanías de 20% del portafolio.

En un escenario contrario, es decir, cuando el mercado parece recalentado y el inversor pretende ser particularmente cuidadoso con los riesgos, es de esperar que el nivel de cobertura se encuentre más cercano al 50% del portafolio, es decir, en el rango superior.

A la hora de aplicar estas estrategias es importante tener en cuenta que resulta de vital importancia evaluar con cuidado los retornos del portafolio en comparación con los de los índices de cobertura.

Cuando se toman posiciones de compra sin cobertura, el inversionista puede enfocarse en los retornos absolutos que obtiene de sus operaciones, más allá de si son mayores o menores a los retornos que generaron los índices en el mismo período.

En una estrategia de cobertura en cambio, tenemos una posición de compra en una cartera de acciones combinada con una posición de venta en un índice accionario. En estos casos, resulta clave que la cartera de acciones genere un retorno mayor que la subida de los índices a largo plazo, ya que en caso contrario resultaría más conveniente aplicar otra clase de estrategias de control de riesgo.

Con el correr de los años, el comportamiento más habitual para los índices bursátiles es al alza. Aunque, por supuesto, los retornos históricos difieren mucho según el período analizado. Teniendo esto en cuenta, es importante tener en cuenta que las estrategias de cobertura pueden implicar una pérdida en la posición bajista de los índices, y el inversionista debe estar preparado para asumir esa posible pérdida a cambio de reducir la volatilidad del portafolio.

fondos@eleconomista.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete