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Sentados en un colchón de dinero

Desde el año pasado, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha hecho esfuerzos importantes por reactivar su economía sin mucho éxito, por cierto.

Desde el año pasado, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha hecho esfuerzos importantes por reactivar su economía sin mucho éxito, por cierto.

El combo consistió en una serie de medidas de política fiscal, recorte de impuestos y de política monetaria, principalmente la baja en la tasa de interés, a través de las cuales se buscaba incentivar un mayor consumo.

Ante la falta de resultados, la Fed continuó recortando la tasa de interés hasta llevarla al extremo cercano a 0%; sin embargo, la lógica económica no funcionó.

A pesar de una tasa de interés tan baja no se ha podido observar una mayor inversión y tampoco se ha logrado inyectar un ánimo más comprador a los consumidores que siguen mostrando una alta propensión al ahorro.

Esto ha orillado a las autoridades financieras de Estados Unidos a recurrir a medidas más heterodoxas como la inyección de fuertes sumas de dinero a la economía a través de la compra de valores gubernamentales.

Esto se empezó a hacer el año pasado y hace unos días la Fed anunció nuevamente una fuerte inyección de liquidez.

En su reunión de política monetaria de la semana pasada, la Fed dejó sin cambios su tasa de fondos federales, en un rango de entre 0 y 0.25 por ciento. Al respecto, el instituto indicó nuevamente que ésta se mantendrá en niveles excepcionalmente bajos durante un periodo de tiempo prolongado (debido a una baja tasa de utilización de recursos, nivel de precios contenido y expectativas de inflación estables).

La decisión de política monetaria no fue unánime entre los miembros del Comité, al igual que en los últimos tres meses, aunque claramente los mercados anticipaban esta decisión.

El diagnóstico expresado por la Fed ya se conocía, por lo que la atención de los agentes económicos estaba enfocada más bien en las otras medidas que se han llamado QE2, término con el que se describe precisamente a las medidas heterodoxas de la Fed y que se encaminan básicamente a aumentar la liquidez en la economía.

En este sentido, la Fed confirmó que ampliará su tenencia de valores y se mantendrá la política de reinvertir en instrumentos financieros.

Adicionalmente, llevará a cabo recompras de bonos del Tesoro que alcanzarán hasta 600,000 millones de dólares para el segundo trimestre del 2012. Esto se llevará a cabo a un ritmo de 75,000 millones de dólares mensuales. El monto podrá variar de acuerdo con el desempeño de la economía. Tomando en cuenta las reinversiones de la Fed, el apoyo total podría sumar entre 850,000 y 900,000 millones de dólares en los próximos ocho meses.

Sin lugar a dudas los estadounidenses están sentados en un gigantesco colchón de dinero que no quieren gastar.

Estados Unidos ha caído en una situación en la que la política monetaria no influye sobre la producción: la gente no está dispuesta a invertir en bonos y, por otro lado, prefiere mantener cualquier cantidad de dinero que se ofrezca independientemente del nivel de tasa de interés.

Al final del día, los países emergentes se han erigido como los grandes beneficiarios de la política monetaria expansiva de la Fed. Los recursos inyectados han buscado destinos de inversión más atractivos y esto naturalmente se ha reflejado en el fortalecimiento de las monedas emergentes.

De hecho, éste será el tema central de la próxima reunión del G-20 a celebrarse en Seúl Corea el jueves y viernes: evitar que las economías emergentes sigan frenando el fortalecimiento de sus monedas, mismo que ha resultado de la política monetaria de la Fed.

*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución. mguzman@ixe.com.mx

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