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Un contexto incierto
El ambiente en los mercados financieros se ha vuelto a cargar de riesgos. Bajo este contexto, lo que hacen los bancos centrales es apenas sostener la idea de condiciones monetarias flexibles que contribuyan a que las bolsas no caigan y las tasas se mantengan relativamente estables.
El ambiente en los mercados financieros se ha vuelto a cargar de riesgos. Bajo este contexto, lo que hacen los bancos centrales es apenas sostener la idea de condiciones monetarias flexibles que contribuyan a que las bolsas no caigan y las tasas se mantengan relativamente estables. Se trata de un momento de alta incertidumbre y con pocos argumentos para hacer apuestas fuertes.
La crisis política en Ucrania y Crimea tiene una repercusión particular en las sanciones que se imponen al gobierno de Rusia, pero tiene afectaciones indirectas serias en la expectativa de recuperación para la región europea, misma que era notable a principios del año.
La actividad económica en países como Alemania sufre por la incertidumbre relacionada con el abasto de combustible y la dificultad para el importante monto de exportaciones que hacen al mercado ruso. De sobra está decir que se trata del puntal que había impulsado la recuperación en el segundo semestre del año pasado en la región.
En China hay señales muy serias de problemas en el sistema financiero. Eventos de incumplimiento de algunas empresas no reguladas provocan temor con respecto a que se multipliquen estos casos y que los costos de financiamiento interbancario, desde el gobierno y entre los propios bancos, se eleven. Desde luego, estos eventos han afectado la trayectoria de crecimiento en el país que ha reportado muy malos números entre enero y febrero.
Las medidas que las autoridades en China están aplicando para resolver esta problemática pueden acentuar una baja en el crecimiento. El yuan se ha devaluado ágilmente en las últimas dos semanas y hay restricciones en los flujos de crédito a algunas instituciones; el temor de una situación más adversa es latente.
La posibilidad de un crecimiento en China todavía más bajo hace que los riesgos en algunos mercados emergentes sigan presentes. Muchos productores de bienes básicos pueden volver a sentir los golpes en su crecimiento y con ello acentuar los efectos adversos de políticas de control de flujos; y por ende, perjudicar seriamente los rendimientos.
No hay que olvidar que el año en el aspecto político está sumamente cargado de elecciones importantes en el mundo emergente. Esto representa un incentivo perverso para que, a pesar de los esfuerzos de algunos bancos centrales, los gobiernos sigan sin optar de manera decidida por acciones de mayor disciplina fiscal; lo cual en un momento dado puede intensificar la volatilidad.
Las líneas anteriores no motivan el optimismo, es verdad. Pero tampoco han sido suficientemente contundentes como para cambiar las expectativas que existen con relación a todo el año.
La idea de que la economía de Estados Unidos pasó por un bache debido al mal clima y que el crecimiento repuntará hacia el verano sigue vigente. La misma Reserva Federal confirmó ayer los signos de fortaleza y su expectativa de una tendencia positiva. Esta concepción mantiene vigente la apuesta en bolsa y la preocupación con respecto a pérdidas en el mercado de bonos (Si suben las tasas de interés, los precios de los bonos sufren minusvalías).
En México, esta expectativa se suma a la de avances en el proceso de confirmación de las reformas y a la idea de un gasto público más elevado para mantener también la expectativa de un crecimiento mejor en la segunda mitad del año. Eso también hace que no se retiren las apuestas en el mercado de bonos y a favor del peso. Lamentablemente hay que seguir esperando evidencia de que tal expectativa se confirme y esa no va a aparecer pronto.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo:
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