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Opinión

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Cielos abiertos

Pensemos en cielos abiertos, es un paso vital para desarrollar un mercado aéreo regional que permita convertir al país en una plataforma logística global.

La crisis que hoy atraviesa el sector aéreo mexicano, con la quiebra de Mexicana de Aviación y el consiguiente impacto en el mercado aéreo nacional, es una prueba de fuego capital para el futuro del sector y para el ejercicio de la política económica general. Un rescate financiero de la empresa sería un error capital, no meramente (como bien indica Sergio Sarmiento) porque representa un subsidio a la población económica de mayores ingresos, sino porque refrenda los incentivos perversos de riesgo moral ( moral hazard ) ante la comunidad de posibles inversionistas. La práctica de rescate gubernamental es precisamente el seguro que busca un inversionista ante los potenciales riesgos de futuras bancarrotas.

En caso de éxito, las ganancias son privadas; en caso de fracaso, un rescate público significa la socialización de pérdidas, a cuenta del erario. Por otro lado, una crisis siempre conlleva una oportunidad y la oportunidad en este sector es contemplar, en forma seria y sistemática, un marco de competencia aérea que se base exclusivamente en como beneficiar al consumidor. A la fecha, el consumidor del servicio aéreo ha sido víctima de cielos cerrados, intervenciones, monopolios, precios exorbitantes, controles y demás características del subdesarrollo.

Ahora sería el momento de pensar en cielos abiertos. Éste sería un paso complicado pero necesario para desarrollar un mercado aéreo regional con mayor aforo de consumidores y mejor distribución de rutas disponibles que permitiría a la economía capturar los beneficios de ser una plataforma logística global. Y, si bien se requiere una gran inversión, además de abrir el mercado general a nuevos proveedores (carga, pasajeros, servicio exprés), estas medidas permitirían a ciudades desde Ciudad Obregón hasta Playa del Carmen convertirse en puntos multi-modales globales, con alto valor estratégicos.

La integración de mercados permite racionalizar operaciones y aprovechar las ventajas de una posición geo-económica privilegiada. Pero el gran ganador sería el consumidor, desde el pasajero cotidiano hasta el que labora dentro de una cadena productiva. Los precios tenderían a caer, aun cuando el precio mexicano de carga aérea representa el doble de lo que cuesta, como porcentaje del valor transportado, en países miembros de la OCDE.

Recordemos la anécdota recurrente de los pasajeros mexicanos, que un boleto de avión a un punto tan sólo a 30 minutos de distancia en línea comercial puede costar más que un boleto a otro punto, al otro lado del mundo, a 30 horas de distancia.

rsalinas@eleconomista.com.mx

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