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¿Cómo vamos?
Que yo recuerde, nunca el país había estado tan dividido sobre ¿cómo vamos? actualmente. Para más de la mitad de la población, el país va bien, el gobierno actual los ha beneficiado y van a votar para que continúen sus políticas y programas; para el resto de la población, este gobierno ha sido un fracaso, el país está destrozado y es urgente el cambio.
En la época priista, más allá de los resultados del gobierno, la continuidad no estaba en duda. A pesar de las crisis que se presentaron al final de los gobiernos de Echeverría y López Portillo, la continuidad priista estaba garantizada, así se dio también con De la Madrid y Salinas. Los resultados del gobierno buenos o malos no eran un factor que pusiera en duda la continuidad política y económica y el cambio que se dio en el año 2000 no fue por malos resultados en el sexenio de Zedillo, sino porque, para la mayoría del electorado, era necesario un cambio político. Con Peña Nieto no fueron los resultados del gobierno de Calderón los que decidieron el cambio, sino una mala campaña del PAN y un candidato priista que pegó fuerte con el electorado.
Más allá de la estabilidad económica que se logró, la política económica de los últimos 36 años promovió el empobrecimiento de la gente por el abaratamiento del salario y provocó una concentración de la riqueza sin precedente. López Obrador fue el primer candidato en poner en duda la política económica e hizo un llamado a los pobres a llevar un cambio. Ese llamado sigue vigente y más de la mitad de la población sigue apoyando la proclama de “primero los pobres”. En esta elección el país está partido a la mitad entre los que creen que vamos por buen camino y los que ven todo negativo.
La única explicación al apoyo que tienen López Obrador y Claudia Sheinbaum es que la mayoría de la gente está mejor, sea por los aumentos al salario o por los programas sociales, pero en términos de ingresos la mayor parte la gente está mejor. Es cierto que en términos económicos el sexenio es un sexenio perdido, sea por la pandemia o por la guerra entre Ucrania y Rusia y que el gobierno no tomó las medidas necesarias para reducir los efectos económicos de estos eventos. La gente, sin embargo, no vive en la macroeconomía, vive día a día y la gran mayoría de la gente inclusive los críticos, viven mejor que como vivían hace 6 años. El país no está destrozado, hay problemas que se han agravado, como la seguridad, pero el país va bien, tanto a nivel macroeconómico, como a nivel de las familias.
Para la gente por encima de la seguridad, la educación o la salud, están los ingresos familiares y el acceso al empleo y en ambos casos este gobierno ha cumplido. La seguridad sigue siendo el problema principal del país, sin embargo, no tiene impacto electoral, la gente no cree en las propuestas de los candidatos y no cree que se pueda resolver el problema en el corto plazo.
Si no entendemos por qué la gente sigue apoyando al gobierno y a su candidata, no hay posibilidad de ganar la elección. El rechazo de ciertos sectores es a López Obrador que se ha ganado durante más de 5 años el rechazo de una gran parte de la población, las descalificaciones y críticas permanentes a ciertos sectores sociales y a los medios de comunicación son la principal causa de que el país esté dividido. El problema no es que al país le vaya mal, sino el odio que le tiene mucha gente a López Obrador.