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De la banca tradicional a los challenger banks
Sin lugar a dudas la tecnología ha venido a revolucionar el mundo de los negocios y las empresas, y el sector financiero no es la excepción, lo que ha llevado a la banca a buscar nuevas formas de estar más cerca y más rápido de sus clientes, al mismo tiempo que ofrecerle productos innovadores, reducirle costos, y mejorar su experiencia en general al realizar sus transacciones bancarias.
Así nacen las Fintech, que son empresas de tecnología financiera que normalmente hacen las veces de intermediarios entre la banca tradicional y los usuarios de ésta, a través de la utilización de canales digitales y aplicaciones móviles.
Sin duda estas empresas tienen una oferta de productos mucho más limitada que los bancos tradicionales y básicamente en nuestro país están autorizadas para realizar operaciones de pagos electrónicos (tarjetas de crédito y débito) y de crowdfunding, mecanismo mediante el cual se recaudan fondos a través de una plataforma tecnológica para realizar un proyecto en específico y mediante la cual, diversos emprendedores se pueden allegar de recursos de manera mucho más rápida que a través de un crédito tradicional y donde los inversores pueden aportar los recursos a través de diferentes modalidades que van desde la donación a fondo perdido, en el caso de recaudaciones con fines médicos o sociales, hasta el poder cobrar regalías o convertirse en accionistas de la nueva empresa.
La ley que regula a estas Instituciones en México es La Ley Fintech, que evidentemente conforme van creciendo en número estas Instituciones, irá requiriendo que se vaya adaptando.
De las Fintech surgen los Neobancos, los cuales tienen una oferta más robusta de productos que ya puede incluir inclusive el otorgar créditos.
En algunas partes del mundo y dependiendo de la regulación, los Neobancos pueden ser considerados Fintechs; sin embargo, en México para poder otorgar préstamos, las instituciones requieren de la autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y cumplir con la Ley de Instituciones de Crédito, la cual incluye a los Neobancos, lo que sería equivalente a un Challenger Bank en cualquier otra parte del mundo.
Adicionalmente a poder otorgar créditos, los Neobancos también ofrecen cuentas de ahorro, lo que significa que pueden captar ahorro del público inversionista y ofrecer productos de inversión así como también tarjetas de crédito o débito a través de diversos canales digitales.
Es importante resaltar que los Neobancos se constituyen para atender nichos específicos lo que significa que cada uno tendrá una oferta de productos y/o servicios diferente, por lo que los usuarios tendrán que definir cuál es el que se adapta mejor a sus necesidades.
Entre las ventajas que ofrece un Neobanco a sus clientes se encuentran la rapidez con la que pueden aperturar sus cuentas (literalmente en minutos), lo cual se hace a través de una aplicación en línea sin tantos trámites ni requisitos, realizar operaciones con menores costos y comisiones y el contar con la posibilidad de realizar transacciones las 24 horas los 7 días de la semana desde cualquier lugar y a través de diversos canales digitales.
Sin embargo, la oferta de productos normalmente es más limitada que la de un banco tradicional, los montos de crédito a otorgar y los plazos también son menores, debido a que normalmente su capital como institución también es menor, sus servicios están enfocados a un nicho específico y aún hace falta cerrar la brecha de adopción tecnológica entre los usuarios. Hay quienes todavía prefieren ser atendidos en persona por un ejecutivo de cuenta.
Finalmente, están los Challenger Banks que tienen licencias bancarias completas pero que toda su operación es digital, es decir, no tienen sucursales, manejan dinero físico, permiten la posibilidad de retirar dinero en cajeros automáticos de todo el mundo, realizar pagos en el extranjero y utilizan tecnologías como Big Data, Machine Learning e Inteligencia Artificial.
Con todo lo anterior, queda claro que la transformación digital en el sector financiero es una realidad ante la exigencia de sus clientes de contar con una mejor experiencia de usuario, que le implique menores costos y le ofrezca una mayor flexibilidad.
¡El futuro es hoy!