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El despropósito judicial
Un buen ejemplo de lo inocuo y equivocado del diagnóstico que ha hecho AMLO, sobre el problema de la justicia y que lleva a considerar qué con la elección de jueces, magistrados y ministros todo se resolverá en la impartición de justicia, es el asunto del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
El asunto casi es irrisorio en todas sus partes. El Mayo Zambada es llevado (contra su voluntad) por el hijo del Chapo Guzmán a un aeropuerto cercano a El Paso, lo reciben agentes del FBI y otras agencias, con el desconocimiento absoluto de autoridades mexicanas, notoriamente el presidente AMLO. Ese mismo día, matan al recién electo diputado por el PAN, Héctor Melesio Cuén Ojeda, enemigo político del gobernador. El gobernador en una coincidencia de no creerse, ese día está en Los Ángeles, California, trasladado en un avión del dueño de la firma SuKarne, compadre del Mayo Zambada. La fiscalía de Sinaloa reporta la noche de ese mismo día, que Héctor Cuén Ojeda fue asesinado en una gasolinera cuando e quisieron robar su coche. Para apoyar el dicho de la fiscalía, la propia institución simula, en una gasolinera el robo, en el que se dispara un tiro y no se le puede ver el rostro a nadie.
Dos días después, el Mayo hace pública una carta (segunda vez que lo hacen en 50 años de vida delictiva) en la que sostiene que fue trasladado a EUA, contra su voluntad, por el hijo menor del Chapo, con el engaño de que habría una reunión en un lugar cercano a Culiacán, en el que participarían el gobernador, Rubén Rocha Moya, el diputado electo, Hector Cuén, el Mayo y el hijo del Chapo. En ese lugar, afirma, fue muerto Cuén y a él, tras el asesinato de sus escoltas, lo llevaron a EUA. AMLO ante lo inusitado de los hechos y sin información, cambia su gira de ese fin de semana y junto con Claudia Sheinbaum, se traslada a Sinaloa en donde el gobernador Rocha, se autoinculpa en público diciendo que si al Mayo lo engañaron diciéndole que él estaría ahí, pues allá él, porque él estaba en Los Ángeles. Demostrando que gozaba de la confianza y relación con el Mayo Zambada y del hijo del Chapo y que por esa razónhabrían asistido todos. La FGR, en investigaciones posteriores, descubre que, en los informes de la fiscalía de Sinaloa, Héctor Cuén, habría muerto de un golpe en la cabeza y de 4 balazos (no uno, como se muestra en el video). Además el cuerpo fue cremado, al día siguiente contra lo que indican los procedimientos normales en estos casos. Ni el gobernador está siendo investigado por sus ligas con el crimen organizado, ni el presidente tiene información alguna de lo que realmente sucedió.
Mientras tanto, el líder en la cámara de diputados, Mier, afirma que la reforma judicial pasará en septiembre y los jueces, magistrados y ministros serán electos y con ello habrá justicia.
Nada hay más esquizofrénico que la reforma propuesta. La reforma no atiende el problema de las complicidades a nivel local. No atiende a la profesionalización de las policías e investigadores. No atiende al debido proceso. No atiende el farragoso camino que tienen que recorrer los indiciados debido a nuestro derecho procesal. Y un largo etcétera que si quisiera resolverse el problema estaría planteado. Es como si la realidad y la solución no hubiera la mínima conversación. En el aparato de inteligencia mexicana solía aflorar una frase cuando se trataba de impunidad: “todos tienen dueño o alguien que los defienda”. Ese es el verdadero problema de la justicia, la complicidad y por ello la impunidad que se repite de abajo hacia arriba y de arriba abajo. Nada más, pero nada menos, también.