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Opinión

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El potencial de las sustancias ancestrales para atender padecimientos de salud mental actuales

Son más de cuatro años desde que la pandemia de COVID-19 no solo dejó secuelas en la salud física de la población mundial, sino que también generó una crisis en muchos otros rubros – incluyendo la salud mental. Tras el confinamiento y la incertidumbre, los sistemas de salud se enfrentan a un aumento significativo de trastornos mentales sin precedentes, a menudo con recursos limitados para su atención.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, un 12% de la población mundial – una de cada ocho personas, padece un trastorno mental. Se estima que más de 300 millones de personas presentan algún tipo de trastorno de ansiedad, que la hace la enfermedad más común de los trastornos mentales; 280 millones de personas sufren depresión, una enfermedad que ha surgido como la principal causa de enfermedad permanente. Además de estas, se encuentran el trastorno bipolar, el trastorno por estrés postraumático, la esquizofrenia y los trastornos de comportamiento alimentario, por mencionar solamente algunos.

A pesar de la alta prevalencia de trastornos mentales y de la existencia de tratamientos efectivos, más del 75% de las personas afectadas en países de bajos y medianos ingresos, como México, no reciben la atención que necesitan. De acuerdo con el Plan Sectorial de Salud y Adicciones (PSSA), sólo 2 de cada 10 mexicanos con algún problema de salud mental accede a tratamiento

Para quienes nos dedicamos al estudio y atención de la salud mental, la búsqueda de alternativas que ayuden a nuestros pacientes a mejorar su calidad y expectativa de vida es constante. Por ejemplo, un estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Yale, demostró que una sola dosis de psilocibina, un compuesto natural que se encuentra en algunos hongos, provoca un aumento y duración en las conexiones entre neuronas - mismas que se reducen en situaciones de estrés crónico y depresión. El avance en las investigaciones del uso de psicodélicos brinda opciones reales, gracias al potencial terapéutico que tienen en la salud mental.

La investigación científica ha demostrado que la psilocibina puede promover la neuroplasticidad del cerebro e inducir efectos antidepresivos, ofreciendo una esperanza para pacientes con trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno de estrés postraumático y trastorno bipolar) comparados con los tratamientos convencionales. Algunos estudios adicionales demuestran que estos efectos pueden ser aprovechados para promover la recuperación de enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer y Parkinson, ya que estas transcurren con la pérdida de conexiones neuronales.

Las civilizaciones mesoamericanas incorporaron hongos psilocibes a sus rituales y prácticas curativas – desde hace más de 3 mil años. Esta tradición milenaria ha servido como inspiración para la investigación científica contemporánea. Si bien los primeros estudios sobre la psilocibina se remontan a varias décadas atrás, es en los últimos años que hemos presenciado un creciente interés en comprender los mecanismos de acción de esta sustancia y su potencial para tratar enfermedades neurológicas y psiquiátricas. La psilocibina se ha convertido en un foco de atención en la búsqueda de nuevas terapias para afecciones del sistema nervioso central.

Algunos de los trastornos mentales donde los investigadores están fortaleciendo su investigación respecto al uso de la psilocibina como tratamiento, son los siguientes:

  • Ansiedad relacionada con enfermedades y el final de la vida: En pacientes con enfermedades terminales o que enfrentan situaciones de gran estrés, la psilocibina ha demostrado ser eficaz en la reducción de la ansiedad, la depresión y la angustia existencial, mejorando así su calidad de vida.
  • Depresión y ansiedad: Tanto la depresión como los trastornos de ansiedad han sido objeto de investigación, con evidencia que sugiere que la psilocibina puede inducir cambios duraderos en los patrones de pensamiento y emoción, aliviando significativamente los síntomas.
  • Trastorno obsesivo-compulsivo: Estudios preliminares indican que la psilocibina puede modular los circuitos neuronales asociados al TOC, disminuyendo la intensidad de las obsesiones y compulsiones.
  • Trastornos por consumo de sustancias: La psilocibina ha mostrado resultados alentadores en el tratamiento de adicciones como el tabaquismo, facilitando la reducción del consumo y la abstinencia.

Es cierto que necesitamos mayor investigación en este tema para incrementar la evidencia y confirmar los beneficios para la salud mental; sin embargo, los resultados son alentadores y demuestran un alto potencial para la atención y tratamiento de algunos de estos padecimientos. Para nosotros, los profesionales de la psiquiatría, es reconfortante saber que existen elementos que hoy pueden ser aplicados como tratamiento para los trastornos mentales, y que existen alternativas efectivas para complementar las opciones disponibles para los pacientes, además de un conocimiento ancestral del cual tenemos mucho que aprender. Si estás interesado o interesada en este tema, te invito a buscar la guía de un profesional de la salud, para que te indique el potencial terapéutico que estas sustancias tienen para cada caso específico.

 ¡Hasta la próxima!

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Carmen Amezcua es consultora, conferencista y experta en psiquiatría integrativa. Tiene mas de 17 años de experiencia, dentro de la industria farmacéutica y de la salud.

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