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El secretario ausente que ya se va
Está por terminar en México el sexenio del gobierno que generó enorme destrucción institucional en el sistema público de salud y derivó en un histórico desorden, carencias y desabasto de todo tipo de insumos generando grandes costos sobretodo humanos y sociales por lo que significó para los pacientes y sus familias, pero también económicos por el retroceso que expertos estiman se podrá remontar en cuestión de décadas.
Contrario al objetivo prioritario que este sexenio planteó para el sector salud, de acceso gratuito a atención médica y hospitalaria, exámenes médicos y medicamentos para todos los mexicanos sin seguridad social, la realidad es que hoy los indicios son suficientemente evidentes de que la población no derechohabiente está más alejada de esa aspiración.
Conforme a lo que se supone fue el Plan Nacional de Desarrollo 2019 -2024 y el Programa Sectorial de Salud, hoy es claro que el gobierno saliente no realizó sus compromisos planteados, en particular aquel repetido enésimas veces de ofrecer medicamentos gratuitos para todos. Aparte, sobre el abordaje de la pandemia hay evidencias suficientes de decisiones tardías e ideologizadas que llevaron a cientos de miles de muertes que eran evitables.
¿Quién fue el mayor responsable de todo el desastre? Por el lado de la pandemia se ha señalado básicamente al exsubsecretario Hugo López-Gatell sobre quien pesan denuncias penales nacionales e internacionales que derivarán en acciones de las cuales nos iremos enterando. De quien poco se habla y, sin embargo, tenía la mayor responsabilidad es de su jefe, el doctor Jorge Alcocer Varela, quien como secretario de Salud fue en estos 6 años, junto con el primer mandatario, la máxima autoridad sanitaria tocándole conducir la política nacional y ejercer las facultades en materia de salubridad general.
Jorge Alcocer Varela fue un secretario de Salud omiso. Tuvo lamentables declaraciones públicas que quedarán para la historia, como aquella de que iba a deshojar a Cofepris como alcachofa, sin explicar a qué se refería dejando en la incertidumbre a una enorme industria regulada y permitiendo una total parálisis del regulador sanitario por los 2 años que quedó al garete en manos de José Novelo.
Otra descuidada frase del que se supone era rector del sistema de salud fue decir en una comparecencia ante el Legislativo -cuando se tenía que incentivar la vacunación generalizada para combatir el virus pandémico- que no importaba la vacuna anti covid para menores de edad, y que estaba tan seguro de ello, que él no vacunaría a sus nietos.
Alcocer Varela estuvo ausente en muchos momentos clave en plena pandemia dejando al subsecretario a tomar decisiones cruciales que le correspondian al Consejo de Salubridad General (CSG), donde no sólo hizo a un lado a instancias médicas, académicas y del sector privado en los debates donde debieron tomarse decisiones colegiadas cruciales, sino que permitió sacar de pésima manera al equipo que conducía el secretariado del CSG y además colocó en ese espacio a un amigo cercano de su hija, el administrador Marcos Cantero, sin tener nivel ni el grado requerido para tal cargo. Algo más, permitió sin explicaciones que se borraran del historial en el sitio oficial del Consejo los nombres de todos los secretarios generales del CSG, algo vergonzoso y notorio en su momento.
El secretario de Salud estuvo ausente en situaciones de grave dificultad como cuando desde Presidencia se decidió destruir la cadena de insumos farmacéuticos. Ello detonó con gran desconocimiento e irresponsabilidad un desabasto histórico nunca antes visto en las instituciones del sistema público; y derivando en que por haber cerrado una planta de Grupo Pisa -la única que producía terapias vitales en el país- los niños con cáncer se quedaron sin quimioterapia y muchos murieron; o cuando un año después se repitió el grave error al cerrar una planta de Psicofarma y dejando a miles de pacientes neuropsiquiátricos sin medicamentos cruciales para su estabilidad.
Tampoco defendió al sistema nacional cuando entró la UNOPS pagándole México un costo desmesurado para hacerse cargo de las compras consolidadas de medicamentos sin dar los resultados esperados, y no apoyó al IMSS cuando levantó la mano de que dicho instituto podía resolver el problema de las compras y el desabasto. Ni tampoco cuando se nombró a Juan Ferrer como subsecretario de Salud sin tener experiencia y lo mantuvo hasta al final pese a que más bien se enfocó a cuestiones del tren maya.
Alcocer fue uno de los pocos que aceptó sin rechistar el cambio de sede de una dependencia tan prioritaria, dejando el hermoso e histórico edificio de Lieja y Paseo de la Reforma y que hasta la fecha no se sabe qué sucederá con él.