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Elementos de riesgo en el 2024
Prefiero estar vivo, por eso soy cauteloso a la hora de correr riesgos”.
Werner Herzog, director y productor alemán.
Además del posible comportamiento que tenga la tasa de referencia en EU y en México, al que hice referencia en la colaboración anterior, existen otros factores que potencialmente pueden generar incertidumbre en la economía global y, al mismo tiempo, afectar el comportamiento de la economía global y la de México.
Existen por lo menos tres elementos de potencial conflicto geopolítico, que pueden tener implicaciones económicas, además de las evidentemente graves afectaciones humanas y sociales y que, como ha ocurrido en el pasado, pueden afectar cadenas globales de suministro, los términos de intercambio comercial entre los principales países del mundo y generar incertidumbre adicional en los flujos de inversión internacional.
La continuación del conflicto entre Ucrania y Rusia dependerá en gran medida de la de canalización de recursos por parte de países aliados, principalmente de EU. Los pronósticos tanto de una guerra rápida, como de un potencial acuerdo, no se han cumplido. El efecto económico para Rusia de la guerra y de las sanciones impuestas, puede representar ya en el corto plazo una afectación a la economía interno y generar desestabilización.
Si bien es un tema que se ha comentado de manera recurrente, por otro lado, un conflicto potencial entre China y Taiwán no deja de estar presente entre los escenarios negativos que afectarían potencialmente al mundo. China ha mandado diversas señales que denotan que la idea de una intervención incluso militar no está descartada y potencialmente incluso podría ser un elemento de reafirmación de poderío frente a un debilitamiento económico de China y la continuación de una tendencia de refortalecimiento de un estado fuerte y controlador.
Por último, el conflicto en medio oriente presenta elementos complejos que, en primer lugar y de manera evidente, afectan a la población civil; pero a su vez representa factores geopolíticos entre los intentos de consolidación de Irán y países árabes que, de aunque de manera indirecta, muestran una mayor posibilidad de alianza con Estados Unidos, pero en donde las condiciones actuales llevan a una clara confrontación con Israel con presiones internas que pueden generar más desestabilización en la región.
El conflicto claramente se encuentra estancado y la falta de salidas claras es una condición propicia para la exacerbación de las posiciones antagónicas. Un escalamiento del conflicto puede afectar cadenas de suministro y el precio de combustibles, con un nuevo impacto inflacionario mundial.
Además de los conflictos geopolíticos de carácter bélico, existen condiciones internas en distintas regiones del mundo que propician, no sólo la disputa por el poder político, sino el cuestionamiento y desmantelamiento en muchos casos de instituciones o canales democráticos para encauzar los conflictos. En EU, la posibilidad de un retorno de Trump a la presidencia, teniendo como antecedente su intento de permanencia en el poder en la elección anterior, puede generar elementos de desestabilización que afecten la visión de crecimiento económico de Estados Unidos y, en caso de que gane, volver a procesos de descomposición regional y de mayor confrontación política.
Los fenómenos también de lucha por el poder político que presenciamos en América Latina muestran claramente como las posiciones que son dominantes son las que se encuentran polarizadas en los extremos. Pareciera no haber ningún espacio para posiciones de centro derecha o centro izquierda; son los extremos siempre simplistas y centrados más en la preservación del poder que en encontrar soluciones a los graves problemas estructurales de las economías latinoamericanas, las que hoy predominan en la discusión.
El riesgo para América Latina, incluyendo México, es una continuación del debilitamiento de las instituciones que, aunque perfectibles, mantienen equilibrios que posibilitan la generación de acuerdos indispensables para el crecimiento económico y para la solución de los problemas reales estructurales como la profunda desigualdad y la falta de empleos formales y bien remunerados.