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Escolaridad de las mujeres y nacimientos
La semana pasada el INEGI dio a conocer el número de nacimientos ocurridos en Mexico durante 2021 incluyendo, además del número de ocurrencias, información que incluye el lugar de los partos, la edad, escolaridad y ocupación de los padres y las madres y la tasa de natalidad por entidad federativa. El análisis de esta información de natalidad, una de las hojas de la tijera demográfica siendo la otra la tasa de mortalidad, es crucial para el diseño de diferentes aspectos en el diseño e instrumentación de políticas públicas así como las implicaciones en diferentes rubros como son educación, salud, índice de dependencia laboral y la denominada ventana de oportunidad demográfica, pensiones, etcétera.
En este artículo me concentraré en dos puntos. El primero es el análisis de la continua reducción en el tiempo del número de nacimientos; el segundo es el análisis de la relación entre la escolaridad de las madres y la tasa de natalidad por entidad federativa.
Respecto del primero, el INEGI reportó el número de nacimientos ocurridos anualmente en el periodo 2012 - 2021 y lo que se observa es una tendencia claramente decreciente. Así, mientras que en 2012 el número de nacimientos fue de 1 millón 662,644, para 2021 estos cayeron a 1 millón 171,953. Esta reducción de 30% se explica por varios factores entre los que destacan, principalmente, la creciente escolaridad de las madres, la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral y, para la mayor parte del periodo (del 2012 al 2018), un aumento del ingreso familiar.
Estos tres factores, en particular lo concerniente a las madres, tanto su creciente nivel de escolaridad como su mayor participación en el mercado laboral, implica que el costo de oportunidad de tener hijos es cada vez mayor, lo que se ha traducido en una menor tasa de fertilidad. Así, la evolución de esta tasa (por décadas) ha sido la siguiente: 1960: 6.77; 1970: 6.61; 1980: 4.82; 1990: 3.42; 2000: 2.42; 2010: 2.34; 2020: 2.10. El menor número de hijos por familia implica que el gasto familiar por hijo en alimentación, educación y salud tiende a ser cada vez mayor o, como decía la campaña publicitaria de CONAPO en 1974: “la familia pequeña vive mejor”, lo que debería aprovecharse con una política educativa centrada en la calidad.
Un punto adicional respecto de la escolaridad de las madres. Según reportó el INEGI, del total de madres 2.2% carecía de educación, 15.1% solo con primaria, 34.5% con secundaria, 24.7% con preparatoria, 14.1% con licenciatura y 1.4% con posgrado (7.8% no lo especificó). Esto me lleva a un análisis de la relación entre el nivel de escolaridad de las mujeres y la tasa de nacimientos por entidad federativa.
Para el país en su conjunto, en 2020 la escolaridad promedio de las mujeres ascendió a 9.64 años (9.84 años la de los hombres). Las entidades en las cuales la escolaridad promedio de la mujeres es mayor a los 10 años son Ciudad de México (11.32), Nuevo León (10.60), Sonora (10.34), Coahuila (10.34), Baja California Sur (10.40), Querétaro (10.34), Sinaloa (10.33), Aguascalientes (10.32), Baja California (10.18), Quintana Roo (10.12), Tamaulipas (10.06) y Chihuahua (10.02). Por su parte las tres entidades en donde es menor la escolaridad promedio de las mujeres fueron Guerrero (8.23), Oaxaca (7.92) y Chiapas (7.50). Que en estas últimas tres entidades sean en las cuales la escolaridad de las mujeres es tan baja (como también lo es la de los hombres) explica, en gran medida porqué son los tres estados con menor menor nivel de desarrollo económico y humano.
Según reporta el INEGI, en 2021, para todo el país la tasa de nacimientos por cada 1,000 mujeres en edad reproductiva fue de 55.6. En los tres estados en los cuales la escolaridad promedio de las mujeres es la más baja, las tasas de nacimientos fueron Guerrero: 72.5, Oaxaca: 65.8 y Chiapas: 99.8. Por su parte la menor tasa de nacimientos se registró en la Ciudad de México con 37.4.
La escolaridad de las mujeres y su participación en el mercado laboral explican en gran medida las diferencias en las tasas de natalidad y el nivel de desarrollo económico, por lo que la política pública tiene que poner un especial énfasis en su educación, tal como lo hacía el programa Prospera - Oportunidades particularmente en los estados con menor nivel de desarrollo y que el presidente López, sin justificación alguna, arbitrariamente canceló.
Twitter: @econoclasta