Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

Estado fallido, ahí viene el estallido

Guatemala ha dado positivo a la prueba de inestabilidad política. Aún no se sabe si el contagio vino de Chile o Perú, y en las pancartas de la protesta del sábado se lee : “Estado fallido, ahí viene el estallido.” Mientras que el Congreso arde en llamas.

Parece que la fiebre viene de sur a norte y ha llegado hasta el país que hace frontera con Chiapas.

La jornada de protestas que se vivió el sábado en varias ciudades, fue provocada por el descontento que hay por el presupuesto para el 2021, y también ha servido de catarsis para expresar el malestar de una sociedad, que percibe a los políticos como distantes, corruptos, y velando solamente por sus propios intereses.

Hasta aquí el motivo de la discordia en Guatemala podría sonar como un común denominador a lo que se vive en la región, pero me parece que lo que hace su momento de crisis único, es el hecho de que el presupuesto se haya negociado sin transparencia, mientras el país estaba ocupado en lidiar con las secuelas de dos huracanes -Eta e Iota-, además de la pandemia.

Por lo que no me resulta sorprendente que el ánimo social haya quedado sumamente sensible, y que se haya convertido en la flama que encendió la mecha corta de la sociedad guatemalteca.

Especialmente si se percibe que, en un momento tan delicado, el presupuesto responde a los intereses de unos pocos, en lugar de los del pueblo.

Todo parece apuntar a que el tacto, brilló por su ausencia.

El presupuesto reduce las partidas de salud y protección social, destinando menos recursos para la prevención de la desnutrición, la atención materno-infantil y el tratamiento del cáncer, entre otros rubros. Además de una reducción en las partidas para la universidad pública y el poder judicial.

Lo curioso aquí es que mientras eso sucede, en un contexto de crisis económica y sanitaria, se destinan 100 millones de quetzales, que son cerca de 258 millones de pesos, para una nueva sede del Congreso.

A lo que habrá que sumarle la prioridad que se le da a grandes proyectos de infraestructura, que serán manejados por compañías a las que se les considera con “conexiones gubernamentales.”

Tal vez por eso es que el Congreso esté en el centro de la tormenta y haya sido incendiado.

Por otro lado, en las protestas se denunciaron casos de violencia policiaca que, en la opinión de la Procuraduría de Derechos Humanos, ameritan la destitución del ministro de Gobernación y el jefe de la Policía.

En los reportes preliminares se indica que al menos 20 personas han sido atendidas por heridas, docenas afectadas por los gases lacrimógenos, y 22 han sido detenidas.

No obstante, parece que malestar no se ha aliviado y que la fiebre podría seguir aumentando. Porque el presidente Alejandro Giammattei, no está dispuesto a modificarlo, y lo defiende diciendo que representa un menor endeudamiento que el de este año.

Parece que la fiebre no hará más que aumentar de aquí al 30 de noviembre, fecha en que las autoridades guatemaltecas necesitan aprobar las nuevas cuentas fiscales pues, de lo contrario, entrará en vigor automáticamente un presupuesto similar al de 2020.

Ahí nos enteraremos de qué fue el contagio.

Porque incluso el vicepresidente, Guillermo Castillo, ha propuesto la renuncia de ambos, para “oxigenar al país.”

Ahí viene el estallido.

¿Quién caerá ? ¿El presupuesto o el presidente?

El último en salir apague la luz

Twitter: @HenaroStephanie

*Escucha el podcast semanal de Stephanie Henaro en Spotify, Apple y otras plataformas.

Actualmente da asesorías geopolíticas, conferencias, e imparte la materia en la Universidad Iberoamericana de México y en la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala. También comparte sus análisis en ADN40, MVS, Radiofórmula, El Heraldo y Televisa.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete