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Expectativa del PIB y de la inversión
Las tres encuestas públicas de expectativas económicas de analistas del sector privado son las que hace el Banco de México (BM), el IMEF (I) y Citibanamex (C). Las dos primeras son mensuales, la tercera quincenal. En cada una participan entre 32 a 40 analistas, muchos de ellos en dos o en tres de ellas. La expectativa de lo que esperan sobre el PIB se representa por el valor de la mediana. Así, las últimas encuestas revelan para el PIB de 2023: 1.6% (BM), 1.8% (I) y 1.9% (C).
Sólo la de (C) publica la expectativa de cada participante y, por ser parte de la del (I), obtengo la de cada integrante de esa encuesta. Llama la atención la dispersión tan grande de pronósticos al interior de cada una. Así, en la de (C) el valor mínimo del PIB es 1% y el máximo 2.5%, mientras que en la del (I), el mínimo es 1% y el mayor 2.9%. Se entiende que cada quien tiene su propio modelo de predicción, no obstante, como me señala un amigo no economista, ¿Cómo es posible una diferencia tan amplia sobre la visión futura de la economía? Ciertamente, me dice, ello no sirve de guía ni contribuye a entender qué esperar. Tiene razón.
En la mencionada encuesta mensual que realiza (BM), se incluye una pregunta interesante que casi no recibe difusión. Se pregunta a los encuestados cada mes ¿Cómo considera que sea la coyuntura actual de las empresas para realizar inversiones? Se admiten tres opciones de respuesta: buen momento, mal momento y no está seguro, y se presenta el porcentaje de cada respuesta.
Al inicio de la pandemia en 2020, el 100% de las respuestas contestó “mal momento”. La percepción negativa fue disminuyendo paulatinamente hasta que a finales de 2021 volvió a incrementarse el porcentaje de respuestas negativas hasta alcanzar su pico en octubre de 2022. En ese mes la percepción de coyuntura negativa para la inversión alcanzó el 74% de las respuestas, con sólo el 3% que consideraban un buen momento y el 23% no estaban seguros. Es decir, la suma de los negativos con los inciertos fue de 97 por ciento.
Ahora, en la última encuesta realizada en abril de este año, los negativos se redujeron a 40% y los positivos aumentaron a 6%. Los inciertos se incrementaron en más del doble en relación con octubre, a 54%. Si bien parecería ser un buen indicio el descenso de los negativos, el problema es que la incertidumbre aumentó fuertemente. Ésta se refleja en la suma de los negativos y los que dicen no estar seguros, que es de 94%, no muy diferente a lo registrado en octubre.
Esta percepción tan negativa hacia la disposición de invertir es reflejo de varios factores que se han manifestado desde el inicio de este gobierno, principalmente la falta de confianza por las malas decisiones y conducción gubernamental de la 4T, la falta de respeto al estado de derecho, a los contratos y los derechos de propiedad, al aumento de la inseguridad y a la narrativa presidencial contra el inversionista privado.
Es muy difícil acelerar el crecimiento económico y la generación de empleos cuando se tiene que un 94% considera el entorno para la inversión con incertidumbre y negatividad.
Twitter: @frubli