Buscar
Opinión

Lectura 3:00 min

Francisco quiere, ¿podrá?

El papa Francisco no tiene miedo a los cambios, es más, los quiere, el problema es que existe una red de ultraconservadores que piensan diferente. Desde el momento en que convocó a un sínodo se proponía cambios sustanciales, diría urgentes. Desde abrir la puerta a la participación de las mujeres hasta respetar las uniones de personas del mismo sexo, mayor papel de los laicos, la apertura a las diócesis de países que requieren de tratamientos especiales, como China por la enorme población o África por la dispersión de sus países, pero sobre todo el papa llama a escuchar a TODOS, a dejar que entre el Espíritu Santo y actuar en consecuencia.

Al dirigirse a los diocesanos en 2021, Francisco explicó que “la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión”. La palabra ‘sínodo’, de hecho, contiene todo lo que necesitamos entender: “caminar juntos”. Pidió que no se deje a nadie afuera o atrás: “Vale no sólo para los presentes, sino para toda la Iglesia, que no se fortalece sólo reformando estructuras, dando instrucciones, ofreciendo retiros y conferencias, o a fuerza de directivas y programas, sino que redescubre que es un pueblo que desea caminar junto, entre sí y con la humanidad”.

Lo siguiente es especulación propia, el papa Benedicto XVI sabía que su tiempo había terminado, que era necesario un relevo, pero no un relevo cualquiera, que era indispensable un pontífice del nuevo mundo, capaz de hacer los cambios urgentes de una iglesia que se va quedando atrás frente a los movimientos de los evangélicos y otros grupos cristianos que han crecido y la fortaleza de religiones como la musulmana. Un papa capaz de hacer cambios iguales o mayores que los del Concilio Vaticano Segundo.

Otra especulación propia, Benedicto desde que fue prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, fue el poder detrás del trono durante el pontificado de Juan Pablo II, a la muerte de éste pasó a ser un papa de transición.

No ha sido fácil, Francisco tiene todo, pero tampoco puede contra todo el establishment, su salud no es la mejor y las presiones vienen de diferentes lugares y personajes muy influyentes. El sínodo comenzó en 2021, en principio terminaría en 2023, pero seguirá hasta octubre próximo, para entonces, se supone, habrían madurado temas candentes como la participación de las mujeres en la Iglesia. Por ejemplo, la figura de la monja francesa Nathalie Becquart de 54 años, quien es subsecretaria del sínodo episcopal y primera mujer con derecho a voto. Sin embargo, las mujeres tienen una pequeña participación, donde los laicos llevan un papel mayor, aunque menor que el de los obispos.

Ya en 2019 y con el propósito de aumentar las celebraciones eucarísticas, el sínodo sobre la situación de la Iglesia en la Amazonia sugirió ordenar mujeres al sacerdocio y terminar con el celibato para los sacerdotes.

Los cambios en la Iglesia católica son lentos, será una labor titánica; se acaba de observar con el anuncio de permitir bendiciones a las uniones de personas del mismo sexo. Bendición sí, matrimonio no, se apresuraron a aclarar algunas voces.

jnaveja@hotmail.com

Temas relacionados

Es analista, consultor y conferencista. Autor del libro Periodismo Radiofónico una Revisión Inconclusa, Editorial Porrúa y Coautor de Comunicación Política 2.1 modelo para armar, Editorial Etcétera.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete