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Opinión

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Goldman y la crisis del capitalismo

Los riesgos morales del rescatismo financiero implican un subsidio a las apuestas irresponsables de Goldman Sachs y de muchos otros.

El escándalo financiero alrededor del fraude de Goldman Sachs representa un ejemplo más de cómo la crisis global ha profundizado la mala imagen del capitalismo moderno. Los riesgos morales de la política de rescates, de instituciones que no pueden fallar han generado una era financiera de lo que Jerry Jordan denomina promesas incumplidas . Ello es esencia del problema que sufre la etiqueta del capitalismo global . Éste como palabras asociadas privatización (incluso, liberalización ) se identifican con la privatización de ganancias económicas y la socialización de pérdidas.

Si el gobierno, como rescatista de última instancia, manda una señal que estará dispuesto a rescatar a instituciones financieras, por su tamaño y por su posición central estratégica en el sistema financiero, éstas estarán dispuestas a arriesgar más allá de criterios de riesgo versus rendimiento en un mercado normal. Es decir, los riesgos morales del rescatismo financiero implican un subsidio a la irresponsabilidad de las apuestas estilo casino que realizaron Goldman Sachs, Lehman Borthers y Bear Stearns, entre otras, en el periodo de la burbuja inmobiliaria mundial.

Un reto ante estos casos de devaluación intelectual es formular un vocabulario alterno, donde se puedan articular los mismos principios de libertad económica que se han asociado con la mala­ imagen del capitalismo global. Sin duda, el rescatismo debe representar un precio, como un seguro, que se erogue ex ante por instituciones financieras.

No se puede seguir dependiendo de los tataranietos del futuro, y la deuda que ya cargan, para financiar todas las irresponsabilidades del presente.

Pero para ello, habría que asignar un alto precio al rescate o dar incentivos para realizar cálculos de riesgo y rendimiento que sean congruentes con el mercado.

Una palabra que ha ganado circulación en los debates es competencia .

Pero la competencia financiera, así como económica, es sólo una de varias instituciones o de contrapesos, que se requieren para dotar a una economía con mayor productividad, mayor flexibilidad, y con ello un mejor manejo de riesgos ante la incertidumbre.

Éstos son los conceptos que deberá remplazar la semántica, satanizada e improductiva, asociada con la etiqueta del capitalismo global .

rsalinas@eleconomista.com.mx

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