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La Cultura de la Paz, Semana Santa 2024
“Muchos de nuestros males se encuentran en una excesiva concentración del poder”, Luis Donaldo Colosio (marzo 1994).
Semana Santa coincide con la celebración de la Pascua en diversos cultos con numerosas muestras de espiritualidad a lo largo de todo el mundo que evocan valores como el de la paz y el de la bondad tan necesarios en estas terribles crisis de conflagraciones, desplazamientos involuntarios, cambio climático, económica, de seguridad pública y de confrontación.
La paz es un estado a nivel mundial, nacional, social o personal que implica concordia, armonía y acuerdo. Escuchar al otro y viceversa con atención y respeto significa el propósito de comunicarse y de expresarse para que, de esa forma, se pacifique al ser consciente. Ello es posible con la mediación.
La bondad es una cualidad de la persona que es capaz de ser generosa con sus semejantes y con todo lo que le rodea, suele estar acompañada de otros valores como la prudencia, la generosidad, la humildad, la compasión, la paciencia, la armonía, la honestidad y la solidaridad.
Esta Semana Santa en México transcurre en plenas campañas electorales. Una campaña electoral es un esfuerzo organizado regulado por la Ley en la que los candidatos pretenden influir en la decisión de los votantes para que sufraguen a su favor. Se compite por 20,000 cargos de elección popular en todo el país de los cuales destaca la Presidencia de la República.
Sin que sean actos de bondad, las candidatas a la Presidencia hacen ofertas con el único objetivo de ganar el voto de la ciudadanía. Tal es el caso de la promesa de acrecentar las dádivas de dinero, haciendo caravana con un inexistente sombrero ajeno, como si gozáramos de finanzas públicas boyantes. En ese contexto está el ofrecimiento de reducir de 65 a 60 años la edad para recibir la denominada pensión para adultos mayores, así como incrementar el número de beneficiarios de los diversos programas consistentes en la entrega de dinero público que difícilmente podrán cumplirse. En realidad, estamos ante una modalidad de compra de votos.
Las entregas de recursos públicos que hace el gobierno y se denominan “programas de bienestar” inhiben el trabajo y hacen de la pobreza una condición permanente. Una persona se encuentra en pobreza cuando tiene al menos una carencia social. Las carencias sociales se refieren a la falta de acceso a la salud; a la seguridad social; a la educación; a una vivienda y sus servicios básicos, y a la alimentación, principalmente.
Más que regalar recursos fiscales se debe impulsar la capacitación para el trabajo y la vida, pensar en el futuro y no sólo en las elecciones de este año.
Urgen estrategias económicas en favor de los más vulnerables para que puedan disfrutar de la dignidad a través del trabajo, no de la limosna que envilece y degrada como un supuesto acto de bondad. Sólo así podrán salir de la pobreza y se restaurará su legítima ambición de generar riqueza y el bienestar personal y el de sus familias.
Las ofertas que hacen las candidatas no han considerado las presiones presupuestales que ejercen las partidas que forman parte de los denominados “programas de bienestar” en la disponibilidad de recursos para financiar los indispensables programas públicos de salud, de educación y de seguridad pública, entre otros, tan degradados actualmente.
Reconocer la pobreza propia no deshonra a nadie, pero sí el no hacer esfuerzo alguno para superarla. Esa situación ya se presenta como un efecto nocivo derivado de la entrega de dinero público de los “programas de bienestar” del gobierno. Existen familias beneficiarias en las que ya nadie de sus integrantes trabaja ni desea trabajar sino sólo vivir de las dádivas gubernamentales. El gobierno, además, les hace creer que esos recursos se entregan por un acto de bondad del presidente y –peor aún– se amenaza a los beneficiarios con perder su dádiva si no votan por sus candidatos. Nada más falso, se trata de recursos provenientes de impuestos, de deuda pública y de la cancelación de programas y partidas presupuestales que beneficiaban a más personas pobres.
Sería prudente realizar estudios mínimos de viabilidad de esas propuestas y ver hacia otros horizontes. Un caso por considerar es el aumento de la edad de retiro en Francia, que si bien es cierto que generó múltiples protestas, no puede soslayarse que fue una medida responsable. Cubrir las pensiones es posible por el ahorro interno y, sobre todo, por las cotizaciones aportadas por patrones y trabajadores.
Debe considerarse que el margen de maniobra presupuestal de los próximos gobiernos lo ha comprometido el mandatario saliente, quien nos heredará la mayor deuda pública de este siglo.
Entre los principales objetivos del Estado destacan el mantenimiento del orden y el cumplimiento de las leyes; el funcionamiento de la justicia con base en la Constitución; la promoción del bienestar, entendido este como calidad de vida y por tanto el acceso a servicios de salud, de educación y al trabajo.
El gobierno no tiene como tarea hacer realidad el dicho popular “que te mantenga el gobierno” al costear los gastos de los diversos sectores de la población.
Es importante tener en cuenta que sólo por lo que hace a la pensión universal para adultos mayores se pasó de una erogación aproximada de 40,000 millones de pesos durante 2018 a poco más de 439,000 millones de pesos que este 2024 se destinarán a 12 millones de adultos mayores. Por cierto, sería muy conveniente una revisión exhaustiva de los registros de los beneficiarios.
Hemos sostenido que vivimos en un mundo en el que la concordia, cualidad positiva cercana a la bondad, es un distintivo que se debilita peligrosamente.
La bondad permite recuperar la paz robada y superar los sentimientos negativos que provocan malestar y sufrimiento, es un asunto de honestidad, su ejercicio no debe ser selectivo ni producto del cálculo, ni de la manipulación electoral.
Que estos días de Semana Santa sean disfrutables para todos y que la creciente violencia nos dé tregua.
*El autor es abogado, negociador y mediador
X: @Phmergoldd