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Opinión

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La economía y la elección en Estados Unidos

Ray C. Fair tiene un modelo de pronóstico del resultado de una elección presidencial, pero la economía quizá será el factor más importante entre Romney y Obama.

La política es naturalmente el foco de atención del momento a tres semanas de la elección presidencial de Estados Unidos. Según las últimas encuestas de preferencia electoral, la ventaja que Mitt Romney obtuvo al ganar el primer debate de candidatos presidenciales está cayendo rápidamente después del triunfo de Obama en el segundo, realizado el martes. En tanto, el dinero inteligente continúa apostando a la reelección de Obama, en Intrade, ayer los especuladores asignaban una probabilidad de 65% a la victoria de Barack.

La economía quizá será el factor más importante en la elección. Romney no pierde oportunidad de responsabilizar a Obama del alto nivel de desempleo y del lento ritmo de crecimiento económico. Sin duda, éste es el principal obstáculo para la relección de Obama. Tres años después de iniciada la recuperación, 11.3 millones de personas no tienen empleo (2.6 millones más de lo normal) y de éstos, 6.2 millones está buscando trabajo pero no lo ha encontrado en los últimos 18 meses. Sumando a los desempleados y aquellos que trabajan una jornada de tiempo parcial por razones económicas, la tasa de desempleo se eleva a 14.7%, equivalente a 21.4 millones de personas. Peor aún, para la causa de Obama el ritmo de crecimiento de la economía desde que inició la recuperación, apenas 2%, no permite reducir la tasa de desempleo.

Ray C. Fair, profesor de la Universidad de Yale, tiene un modelo de pronóstico del resultado de una elección presidencial basado sólo en tres variables económicas. Primero, la tasa de crecimiento del PIB per cápita promedio tres trimestres antes de la elección; segunda, la tasa de inflación en los 15 trimestres anteriores a la elección medida por medio del deflactor del PIB, y, tercera, el número de trimestres en el gobierno de Obama en que el crecimiento del PIB ha superado 3.2 por ciento.

A estas variables agrega dos no económicas: el carácter de incumbente o no del candidato y el número de años que lleva el partido del candidado en el gobierno. En el modelo una mayor tasa de crecimiento aumenta la probabilidad de triunfo, también lo hace el número de trimestres de elevado crecimiento porque esto reduce el desempleo, en tanto que una tasa de inflación alta reduce esta probabilidad.

Ser incumbente favorece las posibilidades de ser reelecto debido a las ventajas que ofrece el control del Poder Ejecutivo y el acceso a los medios de comunicación, en tanto que los años de ejercicio del poder de un partido es un factor negativo debido a que genera fatiga.

Este modelo ha acertado en 21 de 24 elecciones presidenciales en el periodo 1916-2008. Los tres errores corresponden a la elección de 1960, cuando John F. Kennedy se impuso por escaso margen al vicepresidente Nixon; la elección de 1992, cuando Bill Clinton le ganó a George H. Bush, y la elección del 2000, en la que George W. Bush ganó a All Gore en términos de votos del colegio electoral, pero que perdió en el voto popular.

Como se ha visto, el modelo parece funcionar bastante bien.

En esta elección el modelo de Fair anticipa que Barack Obama obtendrá 49.5% del voto popular. Para todo fin práctico, un empate. A Obama le perjudica el lento crecimiento, pero le favorecen tres cosas: la baja tasa de inflación (apenas 1.6% en su administración), ser el incumbente y ser del Partido Demócrata que sólo ha estado en el gobierno durante los últimos cuatro años. A pesar de todo esto sigo pensando que Obama será reelecto.

rfeliz@eleconomista.com.mx

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