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Opinión

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La falacia Ad Antiquitate

A nadie sorprenderé si digo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no se cansa de acudir a la falacia Ad Antiquitate, aquella en la que se afirma que si algo se ha venido haciendo desde hace mucho tiempo, entonces debe ser correcto, bueno o verdadero. Algo así como decir que si en mi pueblo los hombres siempre han sido machos, entonces el machismo es correcto.

El caso más reciente y ominoso del uso de la falacia mencionada es la reiterada explicación de la secretaria de gobernación, Luisa María Alcalde, de cómo la asignación de diputados que sugieren desde su oficina -asunto que no es atribución suya- es la adecuada. Y aquí viene la falacia: muestra de su idoneidad, “informa” la secretaria, es que así se asignaron diputados plurinominales desde 2009. 

Hay quienes dicen que el argumento de la Segob no sólo es falaz, sino falso, y que en esta ocasión Morena renuncia a triunfos de manera tramposa para tener derecho a más diputados plurinominales de los que le corresponden. Sea como sea, lo cierto es que el hecho de que priistas, panistas y verdes se repartieran curules violando las normas de representación, no quiere decir que entonces fuera correcto ni que hoy lo sea.

Resulta vergonzoso que los políticos de Morena, del PT y del Verde (donde hay trampa siempre aparecen los verdes, ¿qué será?) utilicen los métodos antes denunciados por ellos mismos para regalarse una mayoría calificada. Que actúen así sugiere que no buscan la representación adecuada, sino el poder absoluto. Pareciera que han claudicado en la lucha por la justicia en pos de sus intereses de grupo. ¿No sería momento, ya que tienen el poder para hacerlo, de que refunden la República para que difícilmente volvamos a tener gobiernos autoritarios y corruptos; para que las minorías nunca dejen de tener representantes; para que se respeten los derechos de todos? 

Es espeluznante ver cómo pretenden erigirse en Constituyente permanente sin el apoyo de la mayoría (aquellos que votaron por otros partidos sumados a quienes no votaron) y aplastando los derechos a la representación de los demás. Alarma la soberbia y, peor, las implicaciones políticas y sociales de llevar a cabo una reescritura de la Constitución sin el apoyo de las partes. México es una sociedad plural que requiere las instituciones adecuadas para dirimir las diferencias políticas sin violencia. Ya es muy violenta nuestra realidad como para sumarle una nueva motivación a los violentos: la imposibilidad de ganar elecciones por culpa de un partido hegemónico que, cuando no gana, arrebata. 

Los populismos se sirven de la democracia para llegar al poder. Y suelen mantenerlo hasta que la gente que los apoyó en un inicio escoge darles la espalda. El giro puede tomar mucho tiempo pero tarde o temprano acontece. Algún lector dirá que estoy cayendo en la falacia que denuncio. No es así, voltear al pasado para ver alternativas no es lo mismo que usarlo para justificar los argumentos tramposos del presente. 

X: @munozoliveira

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L.M. Oliveira es escritor. Autor de "El mismo polvo" y "El oficio de la venganza". Es Titular A en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y El Caribe.

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