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Los Latinos de Estados Unidos y López Obrador
El presidente Andrés Manuel López Obrador de México, no es el primer presidente mexicano que intenta flexionar el enorme músculo de los millones de mexicanos y mexicoamericanos en Estados Unidos, diciéndoles por quién no deben votar en el 2024.
Hace veinte años Vicente Fox le decía a “sus paisanos” que él quería ser presidente para ellos también. Fox, dijo en 2000, “México es una nación de 123 millones de ciudadanos, 100 millones que viven en México y 23 millones que viven en Estados Unidos”.
Antes que Fox en 1997, el muy lacónico presidente Ernesto Zedillo, tan afecto a guardar formas y protocolos, dijo que quería una relación cercana con los México americanos, para que… “pudieran ser llamados a cabildear a los legisladores estadounidenses”.
La población judía de Estados Unidos presiona fuerte y continuamente a favor de Israel. El Comité Nacional Judío Americano es uno de los cabilderos más fuertes y exitosos en la tradición de influir en el Congreso y el gobierno estadounidense y todos lo ven como algo natural.
Pero ahora en el caso de México, hay legisladores republicanos horrorizados ante el atrevimiento de AMLO, ¿cómo se le ocurre? dicen, y luego hacen el cuento aún mayor, demandando que México sea expulsado del tratado comercial de Norteamérica.
Y no solo eso, en el mismo foso de las dos cámaras del congreso preguntan… “¿Quién demonios se cree “Odradoour” para interferir en las elecciones estadounidenses de Estados Unidos?”
Esos republicanos no se dan cuenta que están perdiendo a muchos de los latinos que votaron por ellos en el 2020… y hasta en el 2022, sin necesidad de que… “Obradooour” se meta en la democracia de este lado de la frontera.
Permítame navegar aquí con usted sobre este tema
En primer lugar, para que el voto latino en el 2024 sea para los republicanos, esos mismos republicanos necesitan… ¡Ganárselo!
Muchos latinos siguieron a Trump, y hay aún muchísimos convencidos que siguen y seguirán fascinados con él. Qué bueno, muy su derecho. Pero Trump está tan ocupado tratando de salvar el cuello, que es muy difícil que se tome el tiempo de andar cortejándolos. Aunque la verdad, la vez anterior tampoco hizo nada para ganárselos.
Eso nos lleva al gobernador Ron DeSantis y su cruel, insensible y necia ley de inmigración en el estado de la Florida.
Y nos lleva también a Greg Abbott el gobernador de Texas y su cruel, insensible y necia línea de boyas en el Río Grande, con su política hiriente e insultante contra los inmigrantes latinos.
Yo sé que, a muchos de ustedes, esta “invasión” constante de refugiados económicos del continente y del mundo entero no les hace gracia y que ustedes también demandan que esta gente siga los procesos para emigrar legalmente. Ustedes tienen todo el derecho de pensar así. Sin embargo, lo que hay que considerar es que el proceso para que la gente de América Latina emigre legalmente a Estados Unidos… ¡No existe!
El congreso de Estados Unidos se ha negado desde 1986 a actualizar sus leyes de inmigración. Eso regularía los flujos de gente y evitaría el drama de los ilegales y los indocumentados. Yo no tengo vocación para aquí, ponerme a defender a nadie ni tampoco a intentar convencer a los insensibles a no condenar a los desesperados inmigrantes. La realidad no necesita cronistas. Esta pobre gente viene, como millones antes de ellos, buscando formas honestas de darle de comer a su familia; mientras huyen de la violencia y la falta de empleos.
Pero, esta columna no es sobre inmigración
Esta columna es sobre cómo los estadounidenses que se identifican como latinos de origen mexicano, podrían afectar con su voto una de las elecciones más trascendentes de los últimos años.
El presidente de México habla con dureza contra los dos gobernadores de estados del sur que más hostigan y castigan a los inmigrantes. Lo increíble no es que López Obrador hable así… Lo increíble hubiera sido que se quedara callado.
“Ojalá los hispanos en Florida” ha dicho AMLO… “despierten, y no le den ni un solo voto al gobernador DeSantis”. “No hay que votar por los que persiguen a los inmigrantes, o por los que no respetan a los migrantes”.
Cuando lo escuché decir esto, recuerdo haber comentado, en X antes Twitter, que esta era una audacia, y que alguien había mal aconsejado a AMLO para que creyera que él podría manipular al voto latino de Estados Unidos.
Hoy lo sigo creyendo, y se lo digo porque los latinos en Estados Unidos ya aprendimos que este voto es nuestra arma para que nos respeten como comunidad en Estados Unidos. Lo que nos falta por aprender y copiar es el caso de Israel y la comunidad judío americana. Imagínese la fuerza que le daría a México si los latinos de origen mexicano de acá, tuviéramos un cabildeo fuerte a su favor.
Si usted me ha leído sabrá que yo soy el primero en rechazar el concepto de minorías y soy también de los que no se sienten en desventaja ante nadie en Estados Unidos.
Pero tampoco estoy ciego para claramente ver cuando los políticos usan tretas sucias para ensalzar su propia figura, y DeSantis y Greg Abbott lo han hecho porque si a Trump le resultó en el 2016 y lo puso en una catapulta a la presidencia. Ellos piensan que les ocurrirá lo mismo. Pero una cosa es Trump y otra muy distinta sus malas copias.
Aquí usted puede creer que me estoy contradiciendo, déjeme explicarlo.
Hoy escucho a los candidatos presidenciales republicanos y apenas puedo creer que el muy articulado Vivek Ramaswamy, hijo de inmigrantes de la India, que a su joven edad de 38 años ha mostrado habilidad para tener éxito en todo lo que emprende, siga apostándole a demonizar a otros inmigrantes que físicamente, lucen como él.
Hay otros como el senador afroamericano, Tim Scott de Carolina del Sur, que también como candidato presidencial ha leído mal los caracoles. Sus propuestas para intervenir a México con tropas de Estados Unidos, no le va a ganar muchos votos latinos.
Y mientras, Donald Trump está sentado en la tablita de la incertidumbre. Solo Dios sabe en qué van a terminar sus líos legales que van a pegarle como un huracán categoría 5.
La única realidad palpable hoy es que los republicanos aún no han alcanzado su punto más alto del 40% del voto latino ganado por George W. Bush en 2004, y que de cara al 2024, más y más análisis de encuestas políticas sugieren que Biden mejorará sus números de apoyo latino del 2020 y que no perderá mucho de ese voto en el 2024.
Pero Biden… También tiene historia
Muchos votantes, y entre ellos hay millones de latinos, se están preguntando ¿qué van a hacer en el 2024 con las dos pobres opciones que tienen?
Por un lado, un Partido Republicano que con exageraciones y políticas absurdas quiere hacerse merecedor de ser la casa de Trump, por el otro, con un Partido Demócrata, tibio e indolente que no se molesta en defender a los latinos y simplemente mete la cabeza en la arena esperando que los latinos no tengan más remedio que o votar por ellos, o quedarse en su casa.
En el 2022, ya vimos que la ola roja que incluía a los latinos nunca salió a defender a los republicanos. En el 2024, los demócratas deberían quedarse esperando también.
¿Le hará caso el voto latino a López Obrador?
La verdad es que a pesar de los ataques republicanos esperamos que millones de latinos de Estados Unidos sigan moviéndose hacia la derecha, sobre todo en los estados que en el 2024 serán los más disputados otra vez; Arizona, Florida, Georgia, Pensilvania, Nevada, y Wisconsin.
Pero, cómo explicar que los latinos se alineen a la derecha
En el 2016, millones de latinos escucharon el mensaje de Donald Trump y se identificaron con el concepto de nativismo de la población blanca, esto ocurrió especialmente entre los latinos sin particular ascendencia indígena o africana.
Hay otro análisis aún más amplio que identifica a dos tipos importantes de votantes latinos y a su conducta probable en las campañas del 2024. El votante oscilante y “altamente conflictivo”, que apoya a los demócratas en algunos temas; y, a los republicanos en otros. Y los latinos que no votan, porque ni los candidatos ni sus ideas los motivan, por eso votaron en el 2020 pero se abstuvieron de votar otra vez en el 2022.
Eso explica que estos latinos votantes en todo Estados Unidos, no solo en Florida y Texas, no se identifiquen con los ataques a los inmigrantes. Y eso es importante porque sin esa presión, el Partido Republicano no verá ninguna urgencia en cambiar de discurso y eso motivará a que sus plataformas basadas en asuntos raciales sigan creciendo como hasta ahora.
Y con eso llevamos a la pregunta original que le dio vida a esta columna.
¿Le harán caso los latinos de Estados Unidos a López Obrador?
Muy probablemente… ¡no!