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Opinión

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Los dos Méxicos 

Las tremendas desigualdades sociales que han existido y existen en el país, han provocado que en realidad se pueda hablar dos Méxicos diferentes. Un México que tiene acceso a un nivel de vida cercano al de los países desarrollados y del otro lado, un México, que es la mayoría, que vive al día, con una angustia permanente, porque sus ingresos no le alcanzan para mantener a su familia.

Esos dos Méxicos se han hecho aún más extremos a partir del Tratado de Libre Comercio con EU y Canadá, las diferencias entre el norte y el sur se han hecho aún más profundas y los beneficios del tratado no han llegado al sureste del país.

Si bien esas diferencias siempre han existido, nunca un presidente de la República las había usado para fortalecerse políticamente, sin importarle dividir al país, como lo ha hecho el presidente López Obrador.

Su discurso polarizador y de denuncia en contra de las clases medias y altas ha sembrado entre el México popular, indignación y conciencia sobre la injusta desigualdad de oportunidades e ingresos que existe en el país.

Si bien su discurso no ha despertado hasta ahora al México bronco sí ha creado conciencia sobre la desigualdad que no había antes con la profundidad y rechazo que tiene actualmente. Este rechazo a la injusta desigualdad, estará presente en la elección de 2024, y mientras para la población de bajos recursos el país y el gobierno van bien, para las clases medias, pero en especial para las clases de altos ingresos, el país está destrozado.

Es claro que la verdad no está en ninguno de los dos lados, ni el país está destrozado como dicen los opositores al gobierno, ni el nivel de vida de la gente de bajos ingresos ha mejorado, ni la pobreza ha disminuido durante el sexenio, como presume el presidente.

Hay cambios que han beneficiado a gran parte de la población, no sólo los programas sociales, sino los aumentos a los salarios mínimos, la eliminación del outsourcing, el reparto de utilidades y otros que benefician a la mayor parte de la gente, pero no ha habido una mejoría en la calidad de vida, en términos económicos y de reducción de la pobreza, el sexenio es un sexenio perdido. Del lado de los que ven al país destrozado también exageran, su rechazo tiene que ver más con el discurso del presidente que con la realidad, su nivel de vida no ha disminuido.

Para el presidente López Obrador ganar en 2024 es su única prioridad para lo que resta del sexenio, por lo que va a usar para ganar, aún con mayor intensidad, la confrontación política que existe entre los dos Méxicos.

Si la oposición quiere ganar en 2024 tiene, por un lado, evitar caer en el juego del presidente de dividir al país y, por el otro, tener como eje principal de su propuesta la reducción de las desigualdades y la eliminación de la pobreza.

Hay que dejar de hablar de un país destrozado que no está en la mente de la mayoría de la población y pasar de la crítica a una propuesta que dé esperanza que es posible un México más justo y sin pobreza.

Gane quien gane en el 2024, esa conciencia y rechazo a las desigualdades va a permanecer y la única alternativa para terminar con el riesgo que representan para nuestra democracia y la unidad la existencia de esos dos Méxicos, es con un compromiso real para reducir las desigualdades y acabar con la pobreza.

Ciudadano interesado en las soluciones para el país y la Ciudad de México. Político mexicano, ha sido diputado federal (1988-1991), senador (2000-2006) y jefe delegacional de Miguel Hidalgo (2009-2012)

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