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Maíz amarillo: ¿ideología o ciencia?
A pesar de la publicación de un nuevo decreto, que suaviza el previo, relacionado con la prohibición a la importación de maíz amarillo, genéticamente modificado, sigue vigente la amenaza de que Estados Unidos solicite consultas a México y eventualmente termine en un panel de solución de controversias.
El gobierno mexicano está ahora frente a una disyuntiva: o explica y fundamenta con argumentos científicos su intención de prohibir las importaciones de maíz amarillo, o enfrentará al gobierno estadunidense en pleito comercial, al amparo del T-MEC.
En palabras más sencillas, el gobierno mexicano tendrá que decir si su afán prohibicionista está basado en la ciencia o en ideología.
No podrá seguir “pateando el bote” hacia adelante, con argucias que le den más tiempo.
Por lo pronto el Departamento de Agricultura de EU encabezado por Tom Vilsak dijo que analizará cuidadosamente el nuevo decreto mexicano e insistió en su posición de que el comercio del maíz debe basarse en criterios científicos.
Los que sí reaccionaron de inmediato, fueron los productores estadounidenses.
La Asociación Nacional de Productores de Maíz de Estados Unidos (NCGA en inglés) manifestó sus preocupaciones.
Consideró que lejos de desactivar una disputa entre los dos países con motivo del maíz genéticamente modificado o transgénico, el decreto “acelera los plazos de aplicación”.
Desde el punto de vista de los expertos en la materia, es poco probable que el gobierno estadunidense se conforme con el decreto que permite la importación del maíz amarillo siempre y cuando se evite para el consumo humano y tenga la aprobación de Cofepris.
Adicionalmente, el gobierno mexicano mantiene el prohibicionismo del herbicida glifosato. Hasta hace unos días, el gobierno mexicano, a través de la secretaría de Economía, encabezada por Raquel Buenrostro, estaba convencido de que se podía evitar el litigio comercial.
Sin embargo, luego de la visita de altos funcionarios estadounidenses que vinieron a enterarse de los avances en los cambios que realizaría el gobierno mexicano, el gobierno de EU avanzó en el endurecimiento de su posición sobre el tema. El jefe de Negociación Agrícola de la Oficina de la Representación Comercial de EU, Doug McKalip, lanzó un ultimátum e impuso el 14 de febrero como fecha límite para que México fundamente las razones científicas sobre las cuales pretende prohibir la importación de maíz amarillo.
El gobierno de México quedó así contra la pared, sin espacio para hacerse a un lado.
Está por verse qué sigue en el siguiente capítulo de ésta trama.
En su múltiple y diversificada relación comercial, México y Estados Unidos mantienen una estrecho vínculo a través del maíz amarillo.
EU lo produce y de ello dependen casi 50 mil empleos. México lo importa; le compra a EU, alrededor de 17 mil millones de dólares anuales.
Estados Unidos es el principal abastecedor y México, después de China, es el segundo mayor mercado de exportación.
El año pasado México importó de EU 16.5 millones de toneladas de maíz amarillo, principalmente transgénico. El 80% de esa cantidad es para consumo pecuario.
Esta creciente co-dependencia entre ambos países es el centro de una potencial disputa.
En el complejo tablero del comercio bilateral entre México y Estados Unidos, el gobierno mexicano movió una pieza con la que busca evitar un panel de controversias en materia agropecuaria.
Buenrostro, la funcionaria mexicana, está buscando alcanzar el difícil equilibrio entre la perspectiva del gobierno mexicano que representa ( y en el que el ala más radical promueve e impulsa el criterio ideológico sobre el criterio científico) y la pragmática posición de EU que busca hacer cumplir todos sus derechos aceptados y reconocidos en el acuerdo comercial.
Lo que llama la atención es el silencio del Consejo Nacional Agropecuario, de Juan Cortina y de la Concamin de José Abugaber, sobre el tema. Ganaron porque se elimina temporalmente la prohibición de importación de maíz para uso forrajero e industrial. Pero perdieron con la prohibición del herbicida, el glifosato.
El gobierno mexicano confía en que a Estados Unidos, con el distanciamiento que tiene con China, no le conviene tener conflictos comerciales con México y que con propuestas parciales, podrá librarlos.
Parece una expectativa poco factible. Por lo que se observa, México podría enfrentar un escenario de conflictos comerciales muy dañinos con su principal socio comercial. Al tiempo.