Buscar
Opinión

Lectura 5:00 min

Meta de inflación

82.03, 74.41 y 67.56. Estas tres cifras es lo que $100 de hoy adquirirían en 10 años si la inflación anual fuese 2, 3 y 4% respectivamente. Claramente hay una diferencia significativa en un plazo más largo de que se experimenten diferentes tasas de inflación aunque en un solo año no parezca muy diferente si ésta es de 2% o de 4 por ciento

El artículo 28 constitucional establece: “El Estado tendrá un banco que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración. Su objetivo será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado”.

El Banco de México se ha establecido como meta que la tasa de inflación sea de 3% anual +/- un punto porcentual. Con ello el banco central está dando a entender que si la inflación se sitúa entre 2 y 4% anual se habrá cumplido con su objetivo constitucional de mantener el poder adquisitivo de la moneda. Esto claramente no es cierto si la inflación anual es de 4% y no de 2%; 2% de inflación anual se traduce en que la acumulada en una década es de 21.9%, mientras que en el mismo plazo una de 4% anual asciende a 48 por ciento. La pérdida en el poder adquisitivo de la moneda en 10 años de una inflación de 4% es más del doble que de una de 2 por ciento.

Dado lo anterior, ¿que deberíamos entender como “estabilidad” en el poder adquisitivo de la moneda? Obviamente, si la inflación es de 0% siempre, el poder adquisitivo se mantiene siempre en el mismo nivel. ¿Es esto posible? Teóricamente sí; en la práctica no por cómo se construyen los índices de precios.

Comúnmente el índice de precios se construye a partir de una canasta de bienes y servicios cuya composición y los ponderadores para cada uno de ellos determinados por cuánto gastan los individuos en el periodo inicial como porcentaje de su gasto total en esa canasta no varían en un periodo determinado y lo que va cambiando mes tras mes es el valor monetario de esa canasta de consumo reflejando con ello únicamente la variación en el precio de cada uno de los bienes y servicios; éste es lo que se denomina el “índice de precios de Laspeyres”. Y aquí es donde se puede ver que una inflación de 0% es un evento fortuito, sobre todo porque no todos los precios varían simultáneamente y en el mismo porcentaje de forma tal que cambios en precios relativos se pueden traducir en un cambio en el nivel general del índice de precios sin que haya inflación, ya que considera qué hay inflación cuando todos los precios aumentan de manera sostenida.

Pongamos un ejemplo. Supongamos que las familias sólo consumen cinco bienes (entre paréntesis el porcentaje del gasto total en cada uno de ellos): alimentos (25%), energéticos (15%), vivienda (30%), entrenamiento (20%) y vestimenta (10%). Supongamos que fijamos la base del índice de precios en el año T, por lo que P (T) = 100. Supongamos ahora que en el periodo T+1 ningún precio varió por lo que P(T+1) = 100. Ahora supongamos que en T+2 todos los precios variaron simultáneamente en 5%; con ello P(T+2) = 105; la inflación fue de 5 por ciento. Ahora suponga que en T+3 el precio de los energéticos aumentó 20% mientras que todos los demás precios se mantuvieron constantes; con este cambio el nuevo valor del índice de precios sería P(T+3) = 108.15.

Con este sencillo ejemplo podemos ver que en el periodo T+3, aunque sólo cambió el precio de los energéticos, el índice general aumentó en 3% (que es el resultado de multiplicar el ponderadores de este bien, 0.15, por el incremento en el precio de 20%). ¿Fue la inflación en ese año de 3%? La respuesta es no, ya que no hubo un aumento sostenido en la generalidad de los precios; sólo cambió el precio relativo de los energéticos respectó de los demás precios. Así, puede ser que haya estabilidad de precios, pero el valor del índice cambie, aparentando un fenómeno inflacionario, derivado del cambio en precios relativos. Así, 0% de inflación es sólo fortuito; se requeriría que algunos precios disminuyen y compensen exactamente lo que subieron otros precios.

Por lo mismo, la generalidad de los bancos centrales consideran que hay estabilidad de precios cuando, por un periodo prolongado, el índice de precios varía en promedio en 2% anual y con una muy baja desviación año por año. En consecuencia, que el Banco de México fije como meta de inflación una de 3% anual con un rango de entre 2 y 4% no puede considerarse como que estaría cumpliendo con su mandato constitucional.

Todo lo anterior viene a colación por la decisión dividida (4 a 1) de la Junta de Gobierno del Banco de México de reducir la tasa interbancaria a un día de 11.25 a 11%, mientras que señalan que su objetivo de 3% de inflación no se alcanzaría sino hasta el segundo trimestre de 2025, con un pronóstico para este año de 4.15 por ciento. Por cómo se ha comportado el banco en el pasado, el público usuario de base monetaria apuesta a que el instituto central se siente “cómodo” con una inflación de 4%; las expectativas inflacionarias así lo señalan. El banco central tiene que fijarse como meta de inflación puntual, medida por el índice de precios subyacente, de 2% anual y sin establecer un “rango aceptable”. El 2% es el máximo porcentaje compatible con su mandato constitucional, no 3% y menos aún 4 por ciento.

X: @econoclasta

Temas relacionados

Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete