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Opinión

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México-Estados Unidos 2025

El inicio de los períodos presidenciales en México y en Estados Unidos suele presentarse como una oportunidad para relanzar la relación bilateral, iniciar nuevos proyectos y dar continuidad a otros que tienen un período de maduración de más largo plazo.

En épocas recientes las campañas electorales en México y Estados Unidos han incorporado posicionamientos respecto de la relación bilateral. Algunos temas se presentan como algo a lo que se debe contribuir: la administración de la frontera, la competitividad regional y recuperación económica, el comercio y el turismo, entre otras. No obstante, existen otros temas donde hay señalamientos que contribuyen al recrudecimiento de las diferencias entre nuestros países; por ejemplo, la migración, el control de armas y otros temas de política exterior.

Por supuesto, cada candidato en cada país estructurará su plataforma de gobierno como considere, y los ciudadanos juzgarán cuál es la mejor. Pero resulta indispensable que, en un tema tan trascendental como es la relación bilateral México-Estados Unidos, exista una discusión amplia y propositiva, que ayude a que los ciudadanos entendamos mejor lo que está en juego según el candidato que se elija.

Con este espíritu, el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego ha reunido a académicos, líderes de opinión, empresarios, legisladores y otros actores relevantes de ambos países para discuir, en un ambiente constructivo, cuáles deben ser las prioridades en las que ambos países deben enfocarse.

El pasado 1 y 2 de junio, bajo los auspicios del Centro y el liderazgo del Dr. Rafael Fernández de Castro, se llevó a cabo el diálogo “US-Mexico 2025”. El objetivo era conversar cuáles son las acciones que se pueden lograr durante el tiempo restante de las administraciones de los presidentes Lopez Obrador y Biden, y qué temas pueden, desde ahora, destacarse como prioritarios para el inicio de los siguientes mandatos presidenciales: octubre 2024 en México y enero 2025 en Estados Unidos.

Desde mi perspectiva, al escuchar las discusiones de los diversos paneles, uno de los temas que más me llamó la atención fue el sentimiento de fragilidad que parece existir en la relación bilateral. No parece haber duda de que los acontecimientos recientes –la pandemia del Covid-19 y sus secuelas, la escalada retórica entre ciertos grupos de opinión en ambos países, los cambios geopolíticos mundiales, etc.– han puesto a prueba la fortaleza de la relación bilateral.

Llevando esto a los temas que aborda esta columna regularmente, también para mí fue patente lo traumático que aún resultaba para los asistentes recordar cómo en años recientes la relación económica y comercial estuvo bastante cerca de colapsar, así como los enormes esfuerzos y sacrificios que se tuvieron que realizar para evitarlo.

Por ello, es natural que entre empresarios, académicos y otros actores relevantes exista un sentimiento de urgencia para evitar que, con motivo de las elecciones en ambos países, y con motivo del proceso de revisión del acuerdo contenido en el propio T-MEC (Artículo 34.7), se repita el ambiente de ataques y hostigamiento en contra de la integración comercial regional que se vivió hace unos años.

Para evitar lo anterior, tres ideas que se discutieron en San Diego y que considero que deben ser prioridades son:

I. Construir los modelos de análisis y estadísticas que demuestren los efectos positivos del T-MEC, así como documentar los cambios benéficos que el tratado ha logrado en las nuevas áreas que se incorporaron, como son los derechos laborales, la protección del medio ambiente y el comercio digital;

II. Apoyar a las autoridades para organizar un proceso constructivo de revisión del T-MEC en el 2026; 

III. Exigir el cumplimiento irrestricto de todas las disposiciones del T-MEC, en los tres países.

Desde luego, estas ideas deben ser priordad para los tres países del T-MEC, pero no hay que olvidar que México será el país que se evaluará de manera más estricta en ese proceso, ya que ante diversos actores en Washington nuestro país es el que se “aprovechó” de las condiciones del TLCAN anterior.

Por ello, es urgente que los empresarios, funcionarios, sindicatos y académicos mexicanos comencemos desde ahora a pensar en el proceso de revisión del T-MEC, y en cómo reforzar el mensaje de que México es un socio comercial confiable, que cumple sus obligaciones y que es fundamental para el futuro económico de América del Norte.

Twitter: @JCBakerMX

Juan Carlos Baker es académico de la Universidad Panamericana. Durante veinte años trabajó en la Secretaría de Economía, en la Subsecretaría de Negociaciones Comerciales Internacionales, de la que fue titular entre 2016 y 2018.

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